f o u r.

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El sonido de su alarma interrumpió el amado sueño de ambos. YoonGi se levantó gruñendo, a diferencia de JiMin, que lo hizo con algo más de energía. Se ducharon por turnos, y compartieron su desayuno. Antes de salir, revisaron que no les faltara nada, y como siempre, JiMin se detuvo a arreglarle la corbata a YoonGi.

—Llevo tanto tiempo ayudándote, y nunca has aprendido a anudarlo bien —reprochó, deshaciendo el nudo de la corbata malhecho—. Empiezo a pensar que lo haces a propósito para acercarte a mí.

—¿Después de cuatro años juntos? —preguntó YoonGi, sonriendo burlón—. ¿Para qué querría acercarme a ti? Según yo ya te tenía en mis brazos.

JiMin bufó.

—Bobo —tiró de la corbata y lo besó—. Anda, llegarás tarde.

Como en las películas, JiMin se despidió de su pareja y lo vio por la ventana hasta que perdió de vista su auto. Luego soltó un pequeño suspiro y volvió a su habitación.

A JiMin no le gustaba quedarse en casa sin hacer nada. Extrañaba su estudio, su música y su aula favorita, llena de espejos grandes y espacio donde bailar. Él vivía su sueño de ser bailarín y coreógrafo en una pequeña empresa, pero su jefe, al ver en la etapa que tenía su embarazo, lo mandó a casa con "incapacidad temporal".

Sin más que hacer, intentó distraerse un rato; cocinó la cena y probó algunas nuevas recetas que había encontrado en internet, hizo algo de limpieza en su hogar y finalmente decidió poner en orden su armario. No tardó mucho, y justo cuando estaba a punto de cerrar la puerta del clóset, un objeto se lo impidió. Se trataba de una pequeña cajita de madera, con hermosos patrones grabados en la tapa. Sus ojos se llenaron de asombro al reconocerla, e inmediatamente la tomó, se sentó en la orilla de la cama, y la abrió.

La caja contenía unas cuantas cartas y algunas fotos. Para cualquiera que lo viera, aquello no era nada muy extraordinario, pero JiMin lo miraba como si fuera un valioso tesoro. Y de hecho, lo era.

Cuando conoció a YoonGi, no tardaron en volverse buenos amigos, y pronto se enamoraron. Luego, YoonGi empezó a cortejarlo: le escribió cartas y canciones, que ahora estaban guardadas en la pequeña caja de madera, junto con fotos suyas en momentos importantes; su primera cita, su primer viaje juntos, su boda. Su mente se llenó de recuerdos, y la melancolía lo invadió.

Se sentía tan afortunado de tener a YoonGi a su lado, y finalmente, haber podido crear una familia con él. Con una mano acarició su cuello, en donde estaba su marca, y con la otra su vientre. Una lágrima traviesa escurrió por su mejilla y JiMin tuvo que limpiar con la manga de su suéter.

👶

Ay que uwu ahr

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Bye bye!

—by Coelli

Pregnant | Yoonmin + Omegaverse ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora