Capítulo 4. Tú miraste mis labios y fui capaz de sentir tu beso...

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No entiendo cómo fue que haya podido estar lejos de él durante todo este tiempo. Me pregunto, por ejemplo, cómo fue posible que yo pudiese respirar sin verlo reír o existir sin sonreír como un estúpido cuando miro su rostro contraído en un gesto de total desprecio cuando él prueba la mostaza que el vendedor callejero puso en su salchicha. Eiji está vistiendo una sudadera con un dibujo animado extraño que él llama Nori-Nori y aunque su atuendo casual contrasta con la seriedad del mío, no puedo evitar pensar que Eiji luciría bien usando lo que sea. Él es así y no le pediría cambiar jamás.

Eiji Okumura es adorable ¿dónde tengo que firmar para que nadie vuelva a apartarlo de mi lado?

Creo que el día de hoy es sin duda el día más feliz de mi puñetera existencia. Me siento libre, al lado de Eiji es como si pudiera encontrar esa parte de mí que creí inexistente. Al lado de Eiji soy la persona que quiero ser o esa persona que siempre he sido pero a la cual casi nadie tiene acceso.

Ser yo es sencillo cuando Eiji sonríe delante de mí y vuelve a contarme sobre todas esas cosas que hizo mientras yo estuve lejos. Él me ha dicho que la gran mayoría de los días en los que no nos vimos estuvo maldiciendo mi existencia al menos diez veces al día y añorándome a ratos. Esta es otra cosa que me gusta de él aunque para este momento la lista de "aspectos adorables de Eiji Okumura" es bastante larga, pero me agrada el hecho de saber que él es capaz de decir todo lo que piensa de mí.

Eiji dice que es una locura haberse sentido así cuando lo cierto es que solamente nos conocimos por algunas horas. Sin embargo, yo creo que hay personas capaces de transformar el universo entero en algo completamente nuevo. Yo creo que las personas como Eiji, dotan de nuevo sentido a una vida. Del mismo modo en el que puedes pasar años y años al lado de una persona que te hace sentir que nada cambia, a veces llega a tu vida una persona maravillosa como él quien es capaz de cambiar todo en cuestión de segundos. Al menos en mi caso, bastó con una mirada. Desde la primera vez que lo vi en mi fiesta de cumpleaños creo que algo dentro de mi corazón supo que mi vida no volvería a ser la misma que antes después de haberme encontrado con él.

Suspiro y él me dedica una mirada curiosa que hace que mi corazón se acelere. Sus ojos son oscuros, y profundos, y aunque yo siempre he sentido miedo ante la oscuridad debido a un incidente traumático que sucedió en mi infancia la mirada de Eiji no me da miedo. Podría mirar sus ojos a diario. De hecho, estoy a dos sonrisas más de pedirle que esta segunda cita le dé paso a una tercera, a una cuarta, a las citas que sea posible tener a su lado.

—Ash...— dice él con timidez y yo siento cómo una sonrisa se dibuja en mis labios al escuchar mi nombre en su voz—. Tengo que preguntarte algo.

— ¿Qué cosa?— le respondo animándolo a preguntarme lo que él desee.

— ¿Tú también me extrañaste?— dice él y sus mejillas se colorean de forma completa.

—Pensé que ya había dejado eso en claro— le digo y sin poder evitarlo, limpio la comisura de sus labios la cual estaba manchada de mostaza—. Quise ponerme en contacto contigo desde que nuestra primera cita terminó ¿quieres que te cuente un secreto?

— ¡Sí!— dice él sin dudarlo y en serio, alguien ayúdeme, estoy a cinco minutos de olvidarme de esta conversación simplemente para poder besar la sonrisa de este chico.

—Cuando llegué a casa aquella noche, mi habitación no me pareció más una cárcel. Por primera vez en mi vida había salido a conocer un mundo nuevo y el mundo que conocí gracias a ti me gustó mucho. Me la pasé sonriendo toda la noche por culpa tuya, ni siquiera pude dormí y lamenté profundamente que mi agenda me llevara lejos de Nueva York justo un día después de conocerte...

Strawberries & CigarettesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora