𝐂 𝐀 𝐏 𝐈 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎 𝟕

35 7 3
                                    

Ya habían pasado unas semanas desde que había empezado a salir con Matías y su grupo, salíamos a fiestas, nos encontrábamos después de clases y nos íbamos a su casa junto a Megan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ya habían pasado unas semanas desde que había empezado a salir con Matías y su grupo, salíamos a fiestas, nos encontrábamos después de clases y nos íbamos a su casa junto a Megan. Ya era normal para mi pasar el tiempo con los chicos, ya no me sentía cómodo en casa así que trataba de llegar lo más tarde y posible y salir temprano en las mañanas.

Igual ya no les parecía extraño, al principio Adler me regañaba por no llegar a casa y no avisarles, yo solo asentía y me encerraba en mi habitación; después de una semana se rindió y dejó de decirme cosas cada vez que llegaba a casa. Por otro lado estaban Anne y Alec, verdaderamente preocupados por mi, les dedicaba una sonrisa de lado cada vez que me encontraba con ellos pero de ahí no pasaba nuestro contacto.

— Aaron — escuche un grito con mi nombre que fue cuando salí de mis pensamientos y preste mi atención a los chicos que me rodeaban en la mesa. — ¿En qué estabas pensando? — Matías me preguntó desde el otro lado de la mesa.

Negué con la cabeza dirigiendo mi atención hacia los demás — En nada, ¿Que haremos hoy después de clases? — todos compartieron miradas haciendo una mueca, yo los vi con una ceja alzada esperando una respuesta de su parte.

— El maestro de ciencias nos encontró debajo de las gradas — eso solo significaba problemas pensé, si todos ellos estaban en el mismo salón, yo no porque me encontraba dos grados debajo de ellos — Así que nos tendremos que quedar a una platica que él mismo nos dará exclusivamente a nosotros, era eso o reprobar su clase — todos ruedan los ojos mientras asienten y se paran de la mesa para ir a la siguiente clase, yo solo les dedico un asentimiento de cabeza como despedida.

La última en pararse fue Megan que se encontraba sentada junto a mi — Se que no te gusta pasar tiempo en casa pero al menos debes intentarlo hazlo por Anne y Alec, ellos quieren pasar tiempo junto a ti ellos, no los culpes por eso — me dedicó una sonrisa de lado antes de besar mi mejilla y pararse.

Asentí con mi cabeza pensando, no sería tan malo pasar al menos un rato con ellos la pasábamos muy bien de antes.  Siento un golpe en mis hombros alzando mi vista y ver que Megan sigue de pie extendiendo un papel hacia mí, lo tomo y arrugo mi ceño.

— Solo es por si acaso, hoy planeaba salir con Sofía pero pues no voy a poder, así que si aun necesitas salir de casa llámala y diviértanse — tomó el número guardándolo en mi bolsillo, me paro para tomarla por la cintura y acercarla a mi para unir nuestros labios en un corto beso.

— Que lastima que tengas que ir a ese castigo hoy — hago un puchero para luego reír y ella imitó mi acción golpeando leve mi hombro — Tonto, tal vez después pero cuidado con divertirte de más con ella — me mira entrecerrando los ojos divertida — Sabes que no, eso solo contigo — le guiño un ojo antes de soltarla y tomar cada uno su camino.

Nuestra “relación” era algo complicada ante los ojos de los demás pero para nosotros era muy fácil y simple; nos seguimos viendo y salimos varias veces después de lo de aquella noche, nosotros solo queríamos disfrutar y pasar un buen rato, ambos estábamos de acuerdo en ello y no había problemas en pasar de estar teniendo sexo a después pasar a ser grandiosos amigos con solo sentimientos de amistad por ambos lados. La lleve varias veces a casa y se llevaba bien con mis dos hermanos menores, así que no había problema en lo que teníamos, disfrutabamos de un buen sexo y después podías pasar a ser geniales amigos a los que no les importaba lo que pasaba.

No nos importaba lo que dijeran sobre nosotros o como nos llevábamos, al fin y al cabo la gente y la sociedad siempre hablará mierda sobre lo que dices y haces, así que te importe muy poco lo que digan de ti, es tu vida y tu decides como vivirla no los demás.

Salí de la escuela caminando hacia casa, si decidí hacerle caso a Megan e ir a ver a mis hermanos y pasar un tiempo con ellos, no creo que fuera a pasar algo malo por llegar a casa temprano un día.

Después de ponerme mis audífonos y tomar el bus que me lleva a casa, llego abriendo la puerta esperando no encontrar a mis hermanos mayores, vine por Alec y Anne no por los demás.

Entró tirando mi mochila en uno de los sillones y escucho como alguien viene corriendo, y aparece Kali por la puerta de la cocina inmediatamente la veo me agacho para cargarla y acariciarla, ella me recibe lamiendo mis mejillas y yo solo río. Ella es una cachorrita que encontré en la calle y vamos me encariñe demasiado con ella así que la traje a casa.

— ¿Aaron? Aaron estás aquí — Anne me pregunta desde arriba, cuando la escucho bajo a Kali para empezar a subir y ella viene bajando corriendo cuando me ve se tira a abrazarme, yo solo le correspondo el abrazo si que la extrañaba.

— Si estoy aquí enana ¿Alec está en su cuarto? — ella niega riendo, oh Alejandro espero que no estés donde pienso que estas.

Subo corriendo las escaleras dirigiéndome hacia mi cuarto, abro la puerta viendo como está recostado en mi cama durmiendo, yo que tu no hubiera estado aquí Alec, me acerco a mi mesa buscando un silbato que había por ahí para luego acercarme a Alec y soplarlo haciendo que esto despertará cayendo al suelo.

— ¿Pero qué fue eso? — pregunta un Alec desorientado, yo solo me río a carcajadas antes de hablar — Eso te pasa por entrar a mi cuarto mientras no estoy — este solo hace un puchero levantándose del suelo — ¡Pero es que tu cama es más cómoda! — yo solo me encojo de hombros aún riendo.

Veo a ver a Anne que se encuentra en la puerta riéndose — ¿Ya comieron? ¿Quieren que pidamos unas hamburguesas? — propongo mientras veo como ambos asienten, tomo mi celular tirándome a mi cama pidiendolas.

— Vamos acérquense, ya no les haré nada — digo riendo dejando mi celular de un lado viendo como ambos se acercan y los abrazo — Los extrañe mucho — digo en un susurro hacia ellos.

Esas palabras salieron de mi boca por si solas mientras disfrutaba del abrazo de mis hermanos y de la paz que ambos me transmitían.

Pero lamentablemente esa paz no era para siempre, ni siquiera cuando te sentías seguro de que nada pasaría, que todo estaba yendo bien y te sentías seguro que nada podría arruinarlo, siempre hay un detonante que altera esa paz pero tal vez ese detonante no es un algo tal vez es un alguien y quien menos esperas que sea.

En El Limbo De Las Emociones | LaforetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora