4 días

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La maleta se encontraba en la entrada, las llaves en la cerradura y mi abrigo al lado de la puerta. Todo estaba listo, tan solo tenía que ir hacia el coche y ponerlo en marcha. Sin embargo un escalofrío se apoderó de mi espina dorsal impidiéndome avanzar el corto trecho que debía recorrer para alcanzar el vehículo. En mi mente tan solo se repetía una y otra vez la experiencia vivida en mis ultimas vacaciones con mis tíos.

Sacudí mi cabeza y me armé de valor para salir de casa. Una vez en la carretera tan solo tenía que pensar en la conducción y olvidar todo lo que había sucedido. Sin embargo mi mente no estaba dispuesta a colaborar y una y otra vez traía hacia mi persona el recuerdo de la sangre salpicando todo cuanto se veía.

Fue el viaje de veinte minutos mas largo que jamás había hecho, y sin embargo una vez en frente de aquella casa no pude evitar pensar que había pasado demasiado deprisa. Una parte de mi tan solo quería darse la vuelta y olvidar por completo aquel lugar.

Cuando traspase el umbral de la puerta todo estaba tal y como lo recordaba.

Entonces lo escuché. Aquella voz que me perseguía por las noches me llamaba pidiendo auxilio. Sin embargo, no tuve el valor para abrir el ataúd del centro de la sala. No podía permitir que ella saliera de nuevo.

Relatos oscuros para una noche de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora