Violets [Maylor]

3🥀

"El amor es un sentimiento contranatural que une a dos desconocidos en una relación mezquina e insalubre, cuanto más intensa, más efímera" —Gabriel García Márquez, Del amor y otros demonios.
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— Y... llevaré veinte maceteros medianos de orquídeas —concluyó.

— Aquí tienes —le sonrió el rubio tras colocar lo pedido en el mostrador—. ¿Nada más?

— Hm... no —respondió Brian.

— Bien, te ayudaré a llevarlos.

Tres meses ya habían pasado desde que se habían conocido. Ahora ya eran buenos amigos y no solo hablaban en la florería, si no que también en el pasillo de los departamentos o incluso dentro de estos.

Les agradaba la compañía del contrario y comenzaban a tener confianza.

Roger acababa de terminar su novela El peligro se viste de rosas para iniciar otra acerca de brujos. Sin embargo, estaba disconforme con el final que le dio y seguía pensando que era un mal escritor.

Brian, por otra parte, poco a poco iba logrando pagarse la matrícula para la universidad. Supuso que realizando los cálculos necesarios, podría terminar su carrera —la cual había dejado congelada por problemas económicos— en alrededor de un año y medio. Aquello le alegraba y siempre guardaba una parte para ahorrar y pagar la renta.

— ¿Fumas? —preguntó Brian al ver como el rubio sacaba un cigarrillo tras guardar la carga, lo introducía en su boca y comenzaba a encenderlo.

— Sí —respondió este—. Me ayuda a desestresarme.

— Pero podría dañar tu salud —repuso el mayor.

— Lo sé, pero unos cuantos no me harán daño —se encogió de hombros—. A los treinta lo dejaré.

— No podrás dejarlo así como así, deberías ir de a poco ¿no crees?

— Bueno...

— Vamos, puede ocurrirte algo, eres mi amigo y no quiero que eso pase.

— Tampoco creo que pueda ocurrirme nada muy grave...

— Rog...

— Bien, bien... —suspiró—. Iré dejándolo de a poco. Pero... no ahora, será mi propósito de Año Nuevo.

— ¿Crees en esas cosas? —rió el mayor levemente.

— En parte —respondió el rubio—. Me gustan las tradiciones, aunque el Año Nuevo me aburre bastante. Es demasiado aburrido no teniendo pareja.

— Sí... —respondió el mayor con cierta nostalgia.

— ¿Pasa algo? —preguntó el rubio preocupado.

— No, Rog, no pasa nada —sonrió—. ¿Vamos a mi departamento? Puedo invitarte un café.

— Oh claro, solo déjame entregarle el turno a John —sonrió.