Prólogo

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— Y... tres violetas —sonrió—. Tenga.

— Muchísimas gracias... me salvó —sonrió el hombre de vuelta—. Nadie más vendía a esta hora.

— No es ningún problema —respondió el rubio—. ¿Para qué las necesita?

— Nacerá mi hija —respondió con orgullo—. Le llevaré flores y será su primer ramo.

— ¡Qué lindo! —dijo Roger—. Felicidades y que nazca sana.

— Muchas gracias, debo irme, adiós.

El hombre se fue y Roger supuso que ya era tiempo de cerrar.

— Debe ser lindo tener a alguien a quien amar —pensó en voz alta mirando una rosa que tenía en la mano.

Violets [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora