Capitulo 14

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~Últimos capítulos~

Kellin arrojó otro puñado de hojas sobre la enorme pila que había armado después de rastrillar toda la tarde junto al camino de entrada.

- A propósito, gracias por ayudarme a rastrillar.

Yo también arrojé hojas sobre la pila.

- No te ofendas, pero no lo hice para ayudarte -dije- Fue mi regalo del Día del Padre para papá.

- ¿Rastrillar las hojas?

Hice un gesto de asentimiento.

- Papá es una de esas personas que nunca sabe que pedir, entonces dice que quiere regalos caseros.

- Oh, caramba igual que mi abuelo -comentó Kellin

- Para el Día del Padre le di un ridículo bono de regalo válido por un día de rastrillar hojas en otoño, un día de juntar nieve en invierno, ese tipo de cosas.

Kellin dejó caer su rastrillo y se estiró.

- ¿Eso no te da ganas de jurar que siempre les dirás a tus hijos que cosas bonitas y concretas querrás de regalo? -preguntó luego se reanimó- Sin embargo, tu padre estuvo muy bien al permitirnos hacer una fogata con las hojas.

- Lo sé -dije- Fue algo muy extraño de su parte. Es probable que ahora esté adentro llamando a los bomberos.

Kellin se echo a reír y miró el jardín vació.

- Bueno, creo que ya hemos terminado, ¿Lo encendemos?

- Claro -dije- y fui a la cocina en busca de combustible y fósforo

- TN___ -llamó mamá desde la sala- ¡Tengan cuidado!

- Está bien...

- Puse un termo con chocolate caliente sobre la mesada, es para ustedes -dijo.

- Oh que bien -dije, apoderándome de él- Gracias

Volví a salir y me di cuenta de que ya casi había anochecido. Entregué el termo a Kellin y luego, con mucho cuidado, derramé combustible sobre nuestra pila de hojas.

Le mostré los fósforos.

- ¿Quieres encargarte de hacer los honores?

Él estaba bebiendo directamente del termo. Hizo una pausa y se limpió la boca con la manga.

- Por supuesto.

Encendió un fósforo y lo arrojó a la pila, que ardió casi blanca durante un segundo, para luego empezar a encenderse con más fuerza. Las hojas despedían un intenso olor a madera.

Bebí directamente del termo y contemplé el fuego.

Kellin, a mi lado, recogió su rastrillo y se apoyó en él, se estremeció.

- Me duele la espalda

- A mi también -lo miré- por supuesto la espalda no te dolería tanto si no hubieras robado la campana de la cafetería

Se echo a reír.

- ¿Lo viste en la crónica policial de hoy? Decía que esa estúpida campana en realidad cuesta más de quinientos dólares, lo cual significa que robarla es un delito.

- ¿Kellin? -sacudí la cabeza- Es una suerte para ti que no te hayan descubierto. Y que papá no haya hecho demasiadas preguntas. Jamás entrarías en la universidad con eso en tu solicitud de ingreso.

- Oh, no sé... -Kellin pareció reflexionar- Si yo estuviera al frente de una universidad me gustaría entrevistar a chicos con cosas totalmente inapropiadas como esa en sus solicitudes. Me gustaría escuchar las historias que hay detrás.

Adorable Rebelde (Adaptada) Kellin Quinn y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora