🌿Azulejo🌿

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Los días que estaban soleados, eran dedicados a salir a pasear juntos. Mientras que los días nublados la pasaban bajo un techo, tomando un café o un chocolate caliente.

Al fin Jeonghan podía decir que tenía un mejor amigo. No se encontraban más que en el jardín, pero al menos era algo. Era una persona disponible para él, ambos disponibles para un tarde luego del trabajo dedicado a conversar. Era una relación rara, pero en verdad confortaba a ambos.

Al menos se escuchaban mutuamente, eran personas muy cercanas de todas formas.

Era un sábado, estaba demasiado soleado, pero había una brisa que limpiaba ese calor sofocante. Jeonghan se decidió a ir de nuevo al parque. Esta vez, como era sábado y no había comido, llevó dos sandwiches. Los echó en un pequeño bolso, envueltos en papel y con una pequeña caja de plástico que los cubría. Salió de casa, y rápidamente se fue a su lugar preferido.

Al llegar a ese lugar, ve como un chico con ropa completamente normal se acercaba a él con una sonrisa. Joshua estaba cerca de él.

—¡Hola! Sabía que podía encontrarte aquí. ¿Podemos pasar la tarde juntos o conversar un rato?—Jeonghan quedó sorprendido por su espontaneidad, pero sólo asintió con los ojos abiertos.

—No pensé que te vería por acá. Pensé que estarías descansando, o haciendo otra cosa...—Susurro, caminando esta vez con Joshua a su lado, paseando.

—No quiero visitar a mis padres, y preferí no sé, pasar un rato contigo. Si no te molesta claro.—Su voz hizo que los hombros de Jeonghan se relajaran. Se sentía más completo, como si una parte de su rompecabezas se uniera. Algo especial se sentía en su pecho cuando veía a Joshua de lejos, una parte se complementaba cada vez que sus orbes oscuras se conectaban con el cuerpo lejano de el castaño.

Algo estaba bien con su compañía. No sabía si era por el simple hecho de que él era muy gentil y correcto, o porque sí, porque al fin alguien lo entendía sin tener que decir muchas palabras. Con dulces palabras que hace que tu corazón vibre, que de un saltón de felicidad. Palabras que acarician con suavidad su cabeza, dando a entender lo feliz que eran, lo afortunado que era al poder conocer a una persona tan sincera y buena como lo era Joshua. ¿Era justo? ¿Será lo mismo para Joshua?

—Joshua...—El recién llamado miró al brillante Jeonghan, que estaba siendo molestado por el viento, que en verdad estaba empujando sus cabellos hacia atrás, mientras que él trataba de ordenarlos pasando dedos por ese cabello brillante a pesar de su color grisáceo pero plateado a la vez.—Creo que puedo invitarte algún día a mi casa. ¿Te gustaría?—Joshua paró su caminata, mientras sentía otro chiflón de viento chocar con su cara, soltando así un suspiro.

—C-Claro que sí... La verdad pocas veces me invitan a lugares. De verdad muchas gracias.—Murmuró, mientras tomaba el hombro de Jeonghan.-Eres el único amigo que en verdad tengo...-Susurró más cerca de su oído.

—Pensé que tenías a tus amigos de aquí...—Susurró, mientras sonreía por el cumplido que le habían dicho. Se sentía bien, al menos esta amistad no era unilateral.

—Tengo pensado renunciar, así que no lo sé...-Bajó su mirada, al igual que el brazo que tenía sobre el hombro delgado y huesudo de Jeonghan.—Tengo que encontrar un nuevo trabajo... Pero no sé como comenzar...—Suspiró.

—Te puedo ayudar, te puedo encontrar un trabajo. O donde yo trabajo.—Joshua quedó completamente sorprendido, reanudando su caminata, en círculos, sin ningún tipo de rumbo. Sus palabras se mezclaban con el viento que pasaba por entre ambos.—Claro... Puedo hablar con mi jefe... ¡Claro!—Detuvo sus pasos y tomó las manos ásperas de Joshua.

-The garden.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora