🌷Gardenia. (Final)🌷

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Su estabilidad había vuelto a la normalidad, pero sus sentimientos encontrados por Joshua, estaban chocando, logrando una colisión en su cabeza y su corazón. No podía seguir así, su cabeza y corazón estaban jugando un juego de quien tiene más razón, provocando la máxima confusión en él, dilemas que eran difíciles de disolver. Su corazón demandaba que debía tirarse y arriesgarse con Joshua. Pero por otra parte, el razonamiento hablaba.

¿A quién hacerle caso?

¿Al corazón?

¿A la mente y razonamiento?

No lo sabía. Estaba encerrado en su habitación, consumiéndose en pensamientos que lo sofocaban, sintiendo su cabeza explotar. No sabía a quien acudir, pues no tenía a nadie después de todo. ¿No?

Suspiró, se levantó, y se lavó la cara, estaba ardiendo en pensamientos confusos que lo hundían más en dilemas. Se sentía agotado de si mismo, de su cabeza indecisa y su corazón impulsivo. No era justo, para nada, en lo absoluto. Esperaba poder manejar lo que sentía. O... Decirlos directamente. 

Sí, quizás era lo mejor. 

O tal vez no.

Soltar todo es mejor para liberar una carga, pero las consecuencias son abruptas, y Jeonghan lo sabía. 

Los meses pasan, ambos trabajan, retienen sus palabras y emociones, con un corcho en su cabeza para que las palabras dulces o demasiado afectivas con respecto a sus sentimientos no salgan. Y aunque no lo sabían, ambos estaban enamorados, los corazones no mienten. Sabían con certeza lo que querían, pero no lo podían dejar salir, por nada en el mundo. 

Sus vidas viajan, ambos hablaban como si nada, sintiendo su pulso acelerarse a pesar de todo, no importaba, sus sentimientos serían guardados como tesoro bajo la arena. Y sólo florecerían cuando fuera el momento, momento que quizás nunca pase. Querían disfrutar los momentos, a pesar de que todo sea un antifaz de todo lo que eran verdaderamente. Jeonghan dejaba sus flores de sentimientos bajo una cúpula de cristal, no podían dejar que tomara aire o que floreciera. Debía mantenerse en la oscuridad, en la penumbra faltante de luz, su único alimento. No, nada de lo que su corazón dictara podía salir a la luz. Nada, nada y nada. 

Un día más, sintiendo ese sentimiento en su pecho. Estaba lloviendo, nada podía ser como antes. Su cabeza mantenía su postura, mientras miraba la lluvia caer. Una llamada interrumpió el silencio que la lluvia sólo manejaba. Contestó, todavía la fiebre estaba poseyendo sus acciones, así que fue con temblor a donde su celular. 

—¿Si?—Escuchó un suspiro y la lluvia cayendo. 

—J-Jeonghan, voy a tu casa, el jefe me dijo que estabas enfermo. ¿Puedes recibirme?—Se paralizó, su corazón dio un latido que le hizo darse cuenta de las palabras.

—S-Sí, no pasa nada.—Tosió al terminar la oración.—No te preocupes, no tienes que venir, está lloviendo muy fuerte.

—T-Tengo otra cosa que decir, así que en verdad no tienes que preocuparte por nada.—Cortó la llamada, y se quedó acostado, no podía con su vida. La fiebre seguía en él, y los estornudos, y la tos acompañando de la mano de todo esto. Sin mencionar su garganta irritada que distorsionaba su voz. Se levantó un poco para poder recibir a Joshua quien venía en camino. Se lavó la cara, colocándose también sus zapatos para casa. 

Fue a su salón, se sentó y esperó un poco a que llegara, cosa que pasó demasiado rápido. Con pereza se levantó de el sillón, mientras el timbre sonaba bastante lejano o más bien la puerta se veía así. La abrió en cuanto llegó a esta. Joshua traía una bolsa, un paraguas y un impermeable en él. 

-The garden.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora