💐Fresia.💐

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Las flores sienten. Creo que no de igual forma que nosotros los humanos. Pero cuando tiramos del tallo de una de ellas, es porque es linda. ¿Es normal hacerlo? ¿En verdad vale la pena? ¿Vale la pena encerrarla en un florero, donde no es feliz? Donde no puede seguir viviendo, luchando por seguir vivaz, con sus pétalos alzados, con su tallo aguantando, y con su color característico que fue la razón de su muerte, o de su condena a ser encerrada. No era su culpa ser por naturaleza así, no era falta de aquella plantita que fue capaz de florecer, y de seguir siendo hermosa. Entonces... ¿Por qué la arrancamos?

Esa flor siente, y la acabamos encerrando en un vaso de vidrio o de algún tipo de material, haciendo que luego ese color desaparezca, que los pétalos se caigan, y que luego sea desechada por perder su brillo. ¿Por qué?

¿Por qué no era mejor sacarle fotos? ¿Dibujarlas? Lo que sea, no importaba, sólo era su trabajo estar ahí, generar oxígeno y ser hermosas con elegancia. No hay necesidad de arrancarlas para poder entregarlas, cuando puedes hacer gestos mucho más dulces. 

No tiene sentido. 

Joshua, siempre soñaba con alguien a quien entregarle las flores. Dárselas y decir lo mucho que ama a esa persona, decirle lo hermoso o hermosa que es. Sí, quizás era un cliché dar flores, sí, pero nadie toma en cuenta el significado que tienen. Las rosas dependiendo de su color, significan ciertas cosas, las amarillas vida o ganas de vivir, las negras protección, las azules admiración o pureza. ¿Por qué nadie toma en cuenta el significado y no sólo los pétalos de colores llamativos? Las personas son injustas. No miran el interior, sólo miran tu color, tu apariencia y te exponen a los demás con nombres que tú no encuentras correctos. 

Es tonto, absurdo, superficial, y muchas otras cosas que se pueden describir. No es justo, nada es justo. Y lamentablemente la justicia no existe. 

Se acostumbran a intercambiar sonrisas, que sin quererlo hacen florecer hermosas plantas en sus corazones. Era como si las nubes que estaban sobre sus cabezas se disiparan con el rostro contrario, saliendo el sol como una vida o amanecer nuevo. Era divertido pasear por el jardín de siempre, que pueden recorrer sin mirar el camino o los mapas, logrando así captar las expresiones de el otro. Los caminos que pasaban juntos estaban grabados por tantos recuerdos que ya ni pueden contarlos con los dedos. Abrazos, conversaciones, llantos, risas, entre otras actividades. 

Ya se habían acostumbrado a los abrazos, más seguidos que antes, y mucho más afectivos. 

Se acostumbraron a los llamados seguidos para juntarse, para hablar o tomar un café. Mucho más frecuente, y cercano, con risas, con conversaciones y chismes de sus vidas que se intercambiaban con sencillez en una tarde linda y prometedora de muchas palabras intercambiadas y saliva usada. 

Sus conversaciones eran más espontáneas. 

Y sobre todo, Joshua ya había comenzado a trabajar con Jeonghan. En un rango más bajo, pero lo estaba. Se esforzaba mucho, y Jeonghan lo notaba. 

Eso hacía que su relación se determinara en surgir fuera de sus vistas, no lo veían, pero cada vez eran más amigos. ¿Era eso una buena señal?

No lo sabía, después de todo, Jeonghan sentía su pecho acelerarse, eso no era normal. No era normal con un amigo que te cuenta alegremente sobre flores, o anécdotas que tuvo en un parque. No era nada normal, y menos en el inexperimentado corazón de Jeonghan, quien no sabía que decir o sentir al respecto. ¿Estaba bien?

 No lo sabía, en verdad que no lo sabía. Estaba bien, de seguro que sí, porque en verdad le gustaba la sensación. La sensación de felicidad inmediata al escuchar la risa de la persona que estaba en frente con un café en los labios o una sonrisa. Sus manos temblar al tener que decirle algo importante, lo que sea. Lo aceleraba. No sentía como que debía hacer eso. Escuchar su voz y sonreír al segundo después. ¿Era normal?

-The garden.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora