"Bitch"

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Severus salía del despacho en compañía del director, hace un momento habían sido informados que la habitación del pelinegro ya estaba terminada. Iban a esperar a que algún perfecto lo llevara después de la cena pero el más joven logró convencer a Albus de que debía cambiarse y tal vez así se sentiría más seguro.

No era sorpresa que la habitación estuviera lista ya que probablemente todos los elfos habían estado trabajando en terminarla lo más rápido posible.

Ambos magos iban caminando en un silencio que no era incómodo. El pelinegro estaba viendo a su alrededor mirando como el castillo había cambiado un poco.

En el camino no se encontraron con nadie ya que todos estaban en sus respectivas aulas, Severus y sus padres habían planeado todo para que nadie supiera que estaba en la escuela.

Llegaron a las mazmorras sin ningún inconveniente, solo uno que otro fantasma pero Severus les hizo una señal para que guardarán silencio, era obvio que ellos sabían lo que era. Dumbledore le dijo la contraseña y lo acompañó hasta su habitación, él tendría una propia a petición de Lilith quien obviamente había convencido al director del colegio.

Una vez que el joven entró, el mago mayor abandonó las mazmorras dejándolo solo no sin antes recordarle que anunciaría su retorno en la cena. Mentiría si dijera que no quería que llegara la hora de asistir a la cena, tenía ganas de divertirse un rato antes de empezar su recolección.

-Me pregunto si me dejarán entrar a la sección prohibida, supongo que si ya que estoy en la edad permitida. Aunque igual podría tratar de convencer a la bibliotecaria.- Conversó consigo mismo, era un hábito que había adquirido hacía medio año, cuando se encontraba en soledad. Claro que era un hábito aprendido de Lucifer.

El joven pelinegro se acostó en la cama estirándose un poco. Tendría que cambiar la decoración ya que está era un poco aburrida. Su piel cosquillaba un poco ya que es obvio que la magia del castillo lo reconocería como un demonio, pero esto no le afectaba en nada, en algún momento las defensas se acostumbrarían a él y tendrían que ceder aunque era demasiado incómodo, sentía como su piel quemaba un poco.

Hizo un movimiento con su mano y a los segundos apareció un teléfono el cual era de su pertenencia. Para alguien como él, era difícil quedarse quieto y más si sentía las hormonas de todos los habitantes de ese castillo. En verdad agradecía a Lilith quien lo estuvo llevando a diferentes escuelas para que se acostumbrara a sentirlo porque estaba seguro que podría haber enloquecido. La mejor manera que tenia de tranquilizarse era poner música por lo que no dudó y seleccionó la canción de su gusto.

Puso la canción de "do i wanna know" mientras se levantaba y comenzaba a redecorar su habitación. A él le gustaba mucho el estilo antiguo y pagano por lo que su habitación ahora estaba muy diferente al resto.

Una vez que terminó su decoración y quedó satisfecho, sacó la ropa de primera calidad que utilizaría. Lilith no iba a permitir que su hijo utilizara cosas de segunda así que contrató al mejor diseñador para que hiciera sus capas y toda su ropa.

Cuando había quedado desnudo en medio de la habitación comenzó a sonar otra canción de ritmo lento, y mientras la tarareaba comenzó a ponerse unos calcetines que le llegaban a la rodilla y prosiguió a ponerse el pantalón. Una vez hecho esto comenzó a ponerse una crema con olor a frutas y que dejaba su piel hidratada. Fue abotonando uno por uno los botones sin dejar de tararear la canción que siguió en su playlist. Una vez que terminó de cambiarse, se miró en el espejo y cepilló su suave cabellera mientras veía que todo estuviera en orden. Toda su ropa era de la mejor tela que había por lo que está era suave y se amoldaba muy bien a todo su cuerpo resaltando ciertas partes de su anatomía.