Capítulo 19 ✔️

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Querida Chloe del futuro:

Hoy comencé a trazar el plan de fuga.

En primer lugar, convencí a mamá para que nos mudaramos a la casa de Johnson, mi tío. Estaba a las afueras de la ciudad, así que ni Spencer ni cualquiera vecina chismosa podrían molestarla. Además de que tampoco tendría que pagar el pedazo de alquiler del piso.

Después hablé con Tiff, mi única amiga hasta la fecha. Podía contar con ella siempre, era a la única que de verdad echaría de menos.
El resto de familia, inclusive el tío John, odian a mi padre. Por ello nunca les importamos lo suficiente. Pero ahora que mamá está mal, al menos el tío John quiso cuidarle, los demás ni se preocuparon.

Mamá estaba en un estado de abandono total, por el cual yo ni siquiera existía para ella. Me encargaba de llevar las tareas del hogar al día (desde que papá se fue). Era como vivir sola.
Además tarde o temprano dejarían de darle la ayuda que tenía (ya que dejó su puesto de trabajo). Y entonces solo tendríamos unos ahorros. Al el tío John el dinero no le faltaba.

Mañana comenzamos a empacar las cajas, y yo mi maleta.

Hoy se hace una semana del incidente de la fiesta. No he vuelto a ver a Spen, sin embargo, sigo teniendo la sensación de que está a mi lado.
~
3 horas más tarde...

Acabo de volver de recoger los ahorros del banco. Por una parte se podría decir que le estoy robando a mi madre.
Saqué 7.595 euros, más 15 que yo tengo, dispongo de 7.610 euros.

En el trayecto me encontré a Ales.

—Hola.

—Heyyy ¿qué tal?

—Mal. Tengo prisa. Adiós—dije ignorándole. Lo qué me faltaba, un amigo de Spen husmeando lo que me tramo. Qué le den...

—Qué te pas...

—¿Quién es Leticia?

—Una persona.

—¿Enserio? BRAVO—empecé a marcharme.

—CHLOE NO TE VAYAS—¿sabía que me marchaba de la ciudad?—ahora te explico, ¿te apetece tomar algo?—no, definitivamente no.

—Tengo prisa.

—Insisto—me cogió de la muñeca, apretando los morados de ella.

—NO ME TOQUES—cuando la gente se giró para mirarnos, me soltó.

—Perdona, yo...

—Perdón yo, la costumbre. Vamos a esa cafetería.

—Vale.

Bueno, ahora tengo que hacer la cena, mañana te cuento de qué hablamos.


Por cierto, sé que no he mencionado nada sobre mi perro, pero no me atrevía a escribirlo.
Mi perro murió. MURIÓ. Que palabra tan rara, al lado de las palabras: mi perro.

Hueles a primavera (en edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora