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Izuku se lavaba los dientes tratando de no dejar nada del katsudon que su madre preparo para la cena, estaba delicioso, pero debía limpiar sus dientes lo mejor posible antes de dormir, al terminar se dirigió a su habitación a para cambiar de ropa y ponerse su pijama

Izuku: papá, adivina qué........
!Tengo tu Kosei¡, gracias, se que hoy estás más cerca de mi que ayer, gracias, llevaré este Kosei con orgullo y con la frente en alto y juro que seré como tú, un general, un pilar, UN HÉROE, uno como tú

El pequeño miraba el póster de su padre de sus días de héroe, el siempre miraba ese póster, veía casa mañana como su padre mostraba su poder, su traje de héroe el cual se asemeja a una ropa de un cazador de antaño, le daban una apariencia salvaje y despiadada, pero se veía contrastada con su máscara blanca, la cual tenía un par de astas de ciervo, pero lo más curioso era el ojo rojo pintado justo en la frente, el decía que era para ver lo que el ojo normal no ve, pero nunca entendió a que se refería.
También vio las armas que portaba, su padre no poseía un Kosei de aumento físico y si no podía usar sus bestias se volvía vulnerables a ataques, su padre era un gran maestro con la espada y por eso el deseaba aprender también, para algún día heredar sus armas, las cuales guardaba como la reliquia familiar que eran. Algún día el sería dignó de portar esas armás

Se cambió de ropa y colocó la sucia en el cesto, y se dispuso a dormir, dió un pequeño vistazo a las fotos colocadas en su techo y les sonrió

Izuku: buenas noches

El pequeño cerró sus ojos y se dispuso a dormir, se sentía feliz, tenía una vida feliz, una madre que lo ama, amigos y un Kosei que le permitirá ser un héroe como su padre, con una sonrisa en el rostro se durmió.

...

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No sabía cuánto llevaba en ese lugar, era lúgubre, frío, sombrío, y con solo estar hay sentía una gran angustia y un gran miedo.
Sin importar a donde fuera se podían escuchar las voces de incontables personas, eran lamentos, súplicas, gritos desgarradores, pero por sobre todo, eran melancólicos, y lo transmitían al pequeño peliverde.

El no sabía que pasaba pero no quería quedarse más tiempo en ese lugar, por lo que una vez más se dispuso a caminar, tal vez está vez fuera diferente y por fin pudiera salir.........

Pero nuevamente, sin importar cuanto caminara, parecía no moverse, era un tarea inútil y el hervidero de voces no mejoraba su situación, solo provocaban que la incomodidad del niño creciera, el ya estaba cansado, desde que apareció en ese lugar no a echo más que caminar, era algo involuntario, como si cada parte de su ser se negara a estar en ese sombrío.

Cansado y confuso solo pudo dejarse caer sobre sus rodillas y cerrar sus ojos, como si esperará que esa pesadilla acabará, si es que era una pesadilla, ya que el pequeño no lo sabía, pudo haber muerto y estar en su propio limbo, o solo era uno de esos sueños tan raros y reales que llegan a marcarse en la memoria de las personas por un gran tiempo, el deseaba que fuera la segunda opción, ya que así al menos despertaría........ Algún día.

De cualquier forma el solo se sentó y esperó, pero nada pasó, así que empezó a ver a su alrededor, con esperanza de ver algo que se allá escapado de sus ojos, pero solo encontró el gris infinito y un cielo negro y sin estrellas adornado únicamente por una niebla negra que parecía moverse con el, resignado cerró sus ojos y trato de descansar, creyó que si se dormía despertaría en su cama, pero esa esperanza se apagó rápido, no solo por no poder dormir, sino que porque cada vez que juntaba sus párpados mucho tiempo todo se ponía de un negro azulado y las voces se hacían más fuertes, como si se percataron de que estaba bajando la guardia y se disponían a atacar, y al momento de sentir eso habría sus ojos de par en par, solo para darse cuanta de que nada había cambiado, todo seguía igual de sombrío y lúgubre

Héroe De Niebla Y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora