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Era un martes por la mañana y tres niños estaban por entrar al preescolar, sus madres los dejaron en la entrada para dirigirse a sus respectivos trabajos, los tres niños entraban al establecimiento bajó la atenta mirada de los demás, lo ocurrido la tarde anterior se extendió como un incendio, y ahora todos lo sabían, y los rumores y prejuicios ya se hacían presentes, eran niños pequeños los que los hacían, pero eso no cambiaba el echó de que ahora, ese trío causaba miedo en los demás, y el miedo en la mente de un niño anula todo uso de razón que pudieran tener.

Los niños solo suspiraron y entraron, tratando de ignorar todas las miradas y susurros que caían sobre ellos, cuando llegaron a su salón las cosas no fueron muy distintas, todos posaron su vista sobre ellos, ellos ignorando esto caminaron a la mesa del fondo, para sentarse, algo era claro para los tres, las cosas ahora eran distintas para ellos, pero no les importaba por una simple razón, se tenían los unos a los otros y eso era más que suficiente como para ser felices.

Y así, los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, los prejuicios nunca disminuyeron, es más aumentaron, ahora el trío tenía un apodo "Monstruos" la razón, era simple, por parte de Fumikage su solo rostro fue suficiente, por parte de Mezo, una vez le quitaron su bufanda como broma y todos vieron su rostro ganándose burlas y insultos y por parte de Izuku, era callado y por eso los insultos abundaban al no defenderse, pero por sobre todo, por qué cuando molestaban a sus amigos el no daba tiempo para titubear, los defendía con sus espectros de niebla, y esos seres deformes y de pesadilla le dieron ese apodó.

Pese a que hacían oídos sordos a los insultos, les afectaba, solo eran niños, pero se tenían los unos a los otros y eso les ayudaba a sobrellevar su situación.

Casa Midoriya
23:53 AM.

Izuku dormirá tranquilamente en su cama, mañana era sábado y tenía planes para juntarse con Mezo y Fumikage, tenían pensado salir al bosque y jugar toda la tarde.

El pequeño dormía tranquilamente pero de pronto pasó algo que no había pasado en un tiempo, regreso a ese lugar de pesadilla, desde que despertó su Kosei había estado solo 2 veces y para el ya eran muchas, la primera vez fue la noche en que despertó sus Kosei, y la segunda todavía la podía recordar.

Ya que durante ese sueño pasaron muchas cosas.

Flashback

El pequeño dormía tranquilo, pero de repente regreso a aquel sombrío lugar, al principio se encontró en un campo vacío, pero poco después la niebla empezó girar a su alrededor, rodeándolo, era una tormenta y el se encontraba en su ojo, al principio se asustó, pero poco después ese miedo desapareció, y fue reemplazado por una curiosa calma, el pequeño solo se quedó sentado, escuchando el sonido del viento, el cuál, de la nada, se detuvo y la niebla se disipó de golpe, Izuku sintió una presencia tras el, y de forma lenta se giró, él sabía que estaba trás de el, pero está vez no tenía miedo como la primera vez, así que lentamente se giró, y hay la volvió a ver, era igual a como la recordaba, pese a solo verla por un efímero momento, cuando esté poso sus ojos sobre ella está se quedó mirándolo por unos segundos, para luego abalanzarse sobre el pequeño, Izuku se sobresalto por las acciones de esta "Dama", pero no sintió miedo por las acciones de este ser, hasta que habló

Dama: !ACOMPÁÑANOS EN LA ETERNIDAD¡.- el sonido de la voz de aquel ser era frío y profundo, y tenía un eco que se extendió por todo el lugar -.

Izuku se levantó de golpe, sudando, y aterrado, ese lugar y esa presencia no le agradaban para nada.

Actualidad

El peliverde se encontraba en su cama y para su mala fortuna, regreso a aquel lugar donde solo las pesadillas podían morar.

Izuku caminó y caminó, pero pronto escucho voces, pero las voces eran distintas, no eran voces de condenados, ni de la "Dama", solo eran voces melancólicas, eran principalmente de gente ya vieja, eran palabras de apoyo y despedida, frases y conversaciones para la posteridad, el no sabía de quién eran las voces, pero le producían una gran pena, pero, en un punto escucho una conversación que lo marco, era un niño, como el, tal vez unos años mayor, pero un niño al fin y al cabo, el cual hablaba con sus padres y quien parecía ser su hermano, se concentró lo más que pudo en esa conversación en específico, y en un parpadeo ya no estaba en el lugar sombrío y lúgubre, estaba en una sala de hospital, y frente a él, la familia de la cual escuchaba sus voces.

Héroe De Niebla Y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora