—¡Hija, ya estás en la hora!
La (c/c) entró en pánico, no quedaba nada para que la jornada de clases diera comienzo y ella aún no estaba lista. Dio vuelvas en círculos pensando en dónde habría dejado sus amados audífonos, pero al ser tan temprano por la mañana su cerebro no funcionaba como debía. Derrotada, tomó un abrigo y se lo colocó mientras bajaba rápidamente las escaleras. Una tostada con mantequilla fue depositada en su boca y ella sonrió a su papá quien había sido el responsable de ello, también entregándole un vaso térmico con café en su interior. Suspiró de alivio.
—Bien, por favor avisen cuando lleguen. No vaya a ser que se pierdan. —El estadounidense miró a sus hijos quienes estaban frente a él con preocupación.
—No te preocupes papá, este pueblo no es tan grande. Además, en caso de que nos perdamos, siempre podemos pedir indicaciones. —Tranquilizó el castaño claro con una sonrisa.
—Bueno, no nos conviene perdernos, ya vamos tarde... —Murmuró la oji (c/o) siendo oída por el mayor, quien rápidamente tomó a sus hijos por los hombros y les dio un leve empujón sacándolos de la casa.
—¡Que tengan un buen día, nos vemos más tarde! —Sonrió con calidez y ambos jóvenes emprendieron su camino.
El clima, como ya era costumbre, estaba frío. Nieve por todos lados y una leve neblina eran los protagonistas del tiempo esa mañana. Los hermanos caminaban a un paso rápido, uno a lado del otro, irían caminando a su destino el cual no parecía ser tan lejos, el instituto estaba a una tres cuadras o más. Claro que la hora los estaba pillando, en diez minutos empezaban las clases.
La protagonista mira a su acompañante, el castaño claro mantenía una expresión monótona, no parecía haber indicios de que el primer día de clases le provoque algún tipo de emoción en particular. Mientras tanto ella mordía con nerviosismo su labio inferior, preguntándose mentalmente el por qué de sus nervios, ya había estado en tantos establecimientos, este no sería distinto a los demás.
Lo pensó mejor, quizás sí sería diferente ese año. En los antiguos establecimientos siempre había sido complicado hacer amistades, en algunos de ellos ni siquiera lo conseguía, pero de alguna u otra forma tuvo variados amigos y hasta enemigos. Pero esas amistades no pasaban del año, debido a los muchos cambios de hogar o simplemente el hecho de que algunos de ellos al cabo de un tiempo decidían alejarla. Pero ahora tenía un amigo, un amistad duradera con Donovan.Y entonces ella pensó.
—¿Qué pasa si él también se aburre de mí? —Lo dice en un tono preocupado, sin percatarse de que lo había dicho en voz alta. El chico a su lado la miró sin entender las palabras dichas de la nada por ella.
—¿De qué hablas? —Cuestionó.
La oji (c/o) balbuceó algunas palabras, sin saber muy bien que responder. Podía mentirle, pero para su desgracia Max la conocía tan bien que podía percibir cuando ella mentía. Soltó un suspiro cansino y dirigió su mirada hacia el más alto.
—Y-yo ah... Estoy nerviosa respecto a este nuevo inicio —Se limitó a responder, el chico asintió con la cabeza invitándola a seguir hablando. —Tú sabes, siempre es difícil para mí el tema de las amistades. Muchos de mis "amigos" del pasado se aburrían de mí y me dejaban a un lado, temo que ahora que estaré en persona junto a Clyde él también se aburra de esta amistad, de mí.
—Eso no pasará, ____. —Sonrió comprensivo para ella a la vez que acariciaba su cabeza con cariño. —Tú y Clyde ya llevan siendo amigos desde hace ya un largo tiempo, tengo entendido que es una de tus amistades más duradera, ahora... Pienso que de ambos depende de que esa relación se mantenga, de ustedes depende si siguen siendo amigos, a partir de su acciones y palabras. —Concluyó, la chica bajó la mirada luego de asentir levemente.
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S i n t í t u l o [South Park y Tú]
Fiksi PenggemarLa protagonista mantiene una duradera amistad con Clyde Donovan, a quien conoce a través de las redes sociales. Un día sus padres le dan la noticia de que se mudarán a South Park, hogar de su amigo en línea. ¿Qué aventuras le esperaran en aquél luga...