Para la pareja dispareja que solían ser Midoriya Izuku y Bakugou Katsuki era difícil mantener una relación oculta. Pero Katsuki era impaciente.
- ¡Jódanse todos malditos extras!
Jura que casi puede escuchar el latido de su corazón palpitar mientras ese amargo sentimiento se instala en su boca, finge una sonrisa cálida mientras sus ojos intentan concentrarse en su plato de katsudon y no ver a la mesa de al lado en donde un gran show estaba en marcha. Una chica de 1B, Pony, se le estaba declarando a su novio. Izuku tenía ganas de levantarse y besar a Kacchan frente a todos, no es que no confiara en él, porque sabía de sobra que Kacchan no era esa clase de chicos poco serios que jugaban con los sentimientos de las personas, tampoco era la clase de chico que dejaba a una persona por otra o le era infiel, pero era frustrante ver como otra persona se le declaraba a su novio en público, es decir, podría hacerlo en otro lugar, pero estaban en medio del comedor de la escuela y Katsuki hasta donde sabía nunca había hablado con Pony. Izuku creía que si la declaración iba a ser pública, entonces, ambas partes debían de estar de acuerdo.
- ¡Por eso te quiero mucho Bakugou-Kun, por favor, sal conmigo!.- Terminó su confesión de forma apresurada, inclinándose frente al rubio con una carta extendida para que el rubio la tomara.
- Hazte aún lado. - Exclamó el rubio molesto, levantándose de su silla con el propósito de devolver la bandeja a la cafetería. Realmente no había escuchado ni una sola cosa de lo que esa chica había dicho, no le interesaba en lo absoluto, le parecía estúpido que aquella chica le predicara amor de una forma tan vacía sin si quiera conocerle, no es que alguien no pudiera declararse a otra persona solo por ver el atractivo físico, si no que la chica le estaba profesando amor enfrente de muchas personas, asumiendo cosas de él cuando ni siquiera habían hablado, tampoco la recordaba de ningún sitio, por lo que para el era absurdo que ella se le estuviera declarando, sería más comprensivo si ella le hubiera pedido su número, no simplemente tomar la decisión de declararse en público. Además, los comentarios jocosos de sus compañeros comenzaban a irritarlo, sentía presión por responder algo cuando no quería hacerlo; soltando un gruñido entonces dirigió su mirada a la mesa en donde se encontraba su novio, notando lo molesto que él también se encontraba.
- Pero... ¡Estoy segura de que somos uno para el otro! ¡Estoy enamorada ti Bakugou-kun!. - regresó su atención a esa desconocida, quién esperaba con ansias una respuesta afirmativa que estaba segura que conseguiría. Al menos tenía autoestima y un buen ego, podía admitir que era linda, lamentablemente, ella no le gustaba, tampoco le atraía su físico, y ya le gustaba alguien más, específicamente un chico de cabello verde con el rostro salpicado de pecas.
-Tsk, que fastidio. - Se hizo aún lado, ignorando a la muchacha mientras salía de la cafeteria, sin siquiera hacer reparo a los reclamos sobre que debería de ser menos brusco porque eso no era varonil- de parte de Kirishima- y aquellos que le gritaban que estaba desperdiciando la oportunidad de tener unos buenos "melones" en sus manos -Mineta y Kaminari, por supuesto- y algún que otro murmullo de los candidatos a convertirse en héroes profesionales.
Salió de la cafetería para ir a la parte de atrás de la escuela a disfrutar de un pequeño rato libre de personas ruidosas y poder dormir todo lo que no había dormido la noche anterior, la cual había sido una tortura de bolas azules que tuvo que aliviar con un exhaustivo trabajo manual. Se recostó en el pasto, escondido entre los arbustos y árboles del lugar, entonces comenzó a recordar aquella confesión que cambió todo su mundo.
Recordaba el sonrojo que cruzaba por las mejillas pecosas hasta llegar a las orejas, aquellos ojos tan brillantes color esmeralda que le observaban en una mezcla de timidez y miedo, pero con una gran sonrisa tan cálida que logró hacer que su máscara de chico rudo se rompiera por unos breves instantes, entonces dijo aquellas palabras que tan solo recordarlas hacía que su corazón hiciera "doki, doki".
« Kacchan es increíble, ¡no solo por tus logros o por tu fuerza!. ¡De verdad me gustas mucho!... Tú eres... Tu»
Bakugou hizo una pequeña mueca al sentir su rostro caliente, ¡Maldición! Ahora tenía tantas ganas de besar a Deku,abrazarle y nunca soltarle.
-Debiste de ser menos rudo...-Escuchó la dulce voz que se acercaba a él.
- Como si no hubieras sentido celos, Deku.
Kacchan sonrió de lado, ahora «Deku» se había transformado en un mote dicho puramente por costumbre, ahora ya no sonaba agresivo, ahora «Deku» sonaba de forma tan cariñosa que él susodicho no lo podía creer a veces. Miró a su novio sentarse a su lado con un lindo sonrojo en sus mejillas.
-Tonto Kacchan.- Murmuró Izuku, sintiendo pronto un apretón en sus mejillas de parte de Katsuki que ni bien escucho aquellas palabras se sentó para pellizcar con fuerza los pecosos cachetes- ¡Duele!
- ¿Qué dijiste?. - Fingiendo un tono de molestia Katsuki aprovecho para observar con mas detalle el rostro de su novio, poniendo su mirada especialmente en esos labios rosados, suaves, no gruesos pero tampoco tan finos, justo en ese punto que él consideraba "besables".
-¡Ka...!- Izuku no logró terminar de quejarse, cerro sus ojos correspondiendo el beso dado por Katsuki, incluso pasó sus brazos por el cuello del contrario, enredando sus dedos en el suave cabello rubio cenizo. Para cuando ambos se separaron estaban mas satisfechos, más alegres, era la energía que les faltaba para seguir adelante-... Kacchan.
-Maldición Izuku... - Bakugou apoyó su frente en la de él menor, conteniéndose de decir aquellas palabras tan melosas que parecían atorarse en su garganta para salir expulsadas en una gran verborrea.
- Te amo, Kacchan. - De nuevo... Aquella sonrisa tan resplandeciente de Izuku logró quebrar toda barrera entre ambos que Kacchan se había auto impuesto.
-Izuku, tienes un moco...
-¡Kacchan!
Katsuki sonrió de forma tranquila y sincera antes de volver a besar aquellos labios que tanto le gustaban, disfrutando de la suave textura de los mismos, mientras se encontraban escondidos entre los arbustos, lejos de la mirada juzgadora de todos los demás...
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