XiaoJun observo al pequeño Liu, quien abrazaba sus rodillas contra su pecho y apoyaba su mentón en las nombradas.
—Qian es un idiota.—
solto DeJun al ver a su pequeño y único amigo tan solo y triste, sintiendo luego la fulminante mirada de Liu sobre él y escuchando a la vez los pequeños gruñidos que soltaba.
—tu eres idiota, idiota, idiota, callate idiota.—
y así era todos los días, su amor hacía el chino era tan fuerte que apenas lo insultaba, saltaba como una pequeña pulgita a defenderlo.