Capítulo 42

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Pálido como un cadáver, Zayn dejó la taza sobre la chimenea y se puso de rodillas delante de ella.


—Mírame, _____.

— ¡No me mientas!.

—Cariño, no voy a hacerlo, sólo espero que me creas. Claro que quiero amarte. He intentado negármelo a mí mismo, no quería reconocerlo. Pero te amaba y te sigo amando.

____ lo miró a los ojos, buscando confirmación. No era lo que ella creía, que no podía amarla porque no confiaba en ella. ¡Siempre la había querido, pero no quería que ella lo supiera!.

Con furia ciega, lo golpeó en el pecho con el puño.

— ¡Maldito seas! ¿Por qué?.

Zayn cerró los puños aguantando la furia de ella. Sabía que se lo merecía.

—Para castigarte, pero te juro por Dios que no me di cuenta del daño que te estaba haciendo hasta que supe que podía perderte. Cuando estaba contigo en el hospital te miré y vi lo que había hecho.

— ¿Qué es lo que viste? —preguntó con un nudo en la garganta, a punto de explotar.

—Vi a un hombre que se escondía detrás del hecho de que su mujer lo amaba demasiado como para dejarlo. Durante todo ese tiempo te apartaba con una mano y te retenía con la otra. Te negué mi amor mientras me aseguraba de que no te perdía.

_____ se apoyó en los cojines mirándolo.

Se imaginaba cuánto le habría costado decir esto. Tenía que ser la verdad porque era demasiado doloroso para ser otra cosa.

Había removido sus emociones y como si se tratara de alguien que despertara tras un largo sueño se dio cuenta de por qué lo hacía.Se lo había contado no sólo porque ella merecía saberlo sino para intentar sacarla de su apatía, sabiendo muy bien que podía explotarle en la cara. No quería perderla y por eso había antepuesto sus emociones a las de él. Eso demostraba su valor.

—Es toda una historia —dijo, pensando en cómo dos personas supuestamente cuerdas podían haberse hecho aquello a sí mismas.

—Tenías que saberlo.

—Ahora que me lo has contado, ¿qué quieres de mí? —preguntó.

—Quiero que me perdones. Sé que no me lo merezco, créeme. No estoy orgulloso de mi comportamiento, pero necesito que me perdones, ____, como yo debería haberte perdonado.

—No pides mucho, ¿no? —preguntó con una risa cansada.
— ¿Es demasiado pedir? —preguntó él roncamente.

—No lo sé —susurró ella con los ojos llenos de lágrimas que no dejaba rodar—. Me has hecho mucho daño. Lo que hice estuvo mal, pero lo hice por amor. Lo que tú hiciste...—no pudo seguir.

—No tienes que decírmelo. Por mi culpa has perdido a nuestro hijo y nunca me perdonaré por ello —dijo con una voz ahogada por el dolor.

De repente, se levantó y se dirigió hacia la ventana.

—Ya no me conozco, ____—siguió—. No sabía que podía ser tan egoísta y tan cruel. ¿Cómo puedo pedirte que me perdones? ¿Cómo puedo pedirte que sigas queriéndome después de lo que he hecho? ¡He matado a nuestro hijo, por amor de Dios!.

Angustiada, vio cómo agachaba la cabeza incapaz de soportar el dolor. Su propio dolor la ahogaba ahora. Él se estaba culpando de todo y no podía dejar que fuera así.

— ¿Zayn? —lo llamó con una voz entrecortada—. Ya te he perdonado.

— ¿Cómo puedes hacerlo?.

—Porque te quiero —susurró casi sin voz.

Zayn se dio la vuelta y ____ pudo ver que estaba llorando. Sin dudarlo, se levantó y lo abrazó, apretándose contra él fuertemente.

—_____, no —suplicó él intentando romper el abrazo.

—No voy a soltarte. No voy a dejar que te culpes a ti mismo: Los dos hemos cometido errores. Es culpa de los dos y nuestro niño... quizá ha sido el destino... —dijo sin poder evitar que, por fin, las lágrimas rodaran por su rostro.

Con un gemido, Zayn la rodeó con sus brazos, apretándola fuertemente, como si quisiera sacar de ella todo el dolor.

Pasó un largo rato y ____ sintió que la paz volvía a ella.

Esperaba que las lágrimas de Zayn también hubieran lavado su dolor. Él suspiró.

—No sabía que podía sentir tanto dolor. Primero, la idea de perderte, después la muerte de nuestro hijo. Lloré aquella noche en tu cama como no había llorado desde que era un niño. Me di cuenta de que lo había perdido todo a causa de mi orgullo.

____ frotó la cara contra su camisa, húmeda por sus lágrimas.

—Ninguno de los dos ha salido sin heridas, Zayn. Culparnos no servirá de nada. Tendremos que llegar a un acuerdo, tendremos que perdonarnos uno al otro —propuso ella y Zayn inclinó la cara para mirarla.

— ¿Tú crees que va a ser tan fácil?.

—No quiero pelearme contigo, Zayn, sólo quiero amarte.

—Yo también.

— ¿Entonces? —preguntó ella con la voz ronca.

El prometido de mi hermanaWhere stories live. Discover now