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Desperté desesperado en los asientos en la parada de trenes, no habían personas.
¿Qué hora era?
¿Cuanto rato llevaba durmiendo?
¿Desde cuando las bancas son tan cómodas?
Tenía muchísimas preguntas pero nadie que las respondiera, el lugar estaba completamente vacio, quitando los objetos y alguna que otra enredadera.

Parecía estar abandonado aquel misterioso lugar, pues había un tren de color azul y negro, bastante común a mi parecer, pero estaba algo oxidado y sucio. Tuve miedo de entrar en el, quizá algo se rompía dentro o que se yo.

Aquel enigmático y temible paradero, que aun así no perdía la escencia aquella que me llamaba la atención, tenía algo que no permitía que me vaya conforme, quitando el que al intentar escapar por una puerta aparecí en otra que se encontraba a unos metros de la puerta de mi fallido escape.

En una escena de aburrimiento, en la que cantaba Idle Town de Conan Gray se escuchó un suave cántico proveniente del tercer vagón hacia mi derecha frente a mi. Las palabras que aquel ser pronunciaba se me hacían conocidas, era todo como un bello y tenebroso Deja vu... La voz no paraba de tararear y pronunciar una dulce pero debil canción.
En el momento que decidí levantarme del frio piso la voz silenció, como si estuviera conciente de que es lo que estoy haciendo o de lo que mi mente decía para si misma.

Tu... Vuelves a escucharme... Pero ya no me ves, puesto que las paredes de metal y de tu mente nos separan... ¿Sigues sin olvidar aquel día de intriga que tuviste hace muchos años? ¿Cuando te darás cuenta que no soy un ser de bondad?

¿Eh?
¿De que estaba hablando aquel ser?
Hace muchos años... Muchos... ¿años?
Mi corazón se aceleró, pero mis pensamientos fueron más lentos.
La nieve esparcida por el piso comenzaba a subir, como si tratara de volver a su inicio, quiere volver a ser el hielo que fue hace miles de años, perteneciente a aquel frio, macizo y temible glaciar, pero al igual que todo en alguna parte, era motivador y bello, eso describía la voz de aquel ser, las acciones de la nieve.

¿No me recuerdas? ¿No recuerdas aquel día de separación? Aquel día en el que mi cuerpo se comprimió a una flor, en el que mi voz se liberó hacia las estrellas que destacaban por el ausente brillo falso perteneciente al Sol y la Luna.
¿Eres quien creo que eres? ¿Eres aquella curiosidad y silencio comodo que me dejo ir?
Dime, ¿Me entiendes?

Su voz comenzó a desvanecerse.
Corrí hacia la puerta del vagón, solo logré divisar un tenue brillo por el espacio que había entre cada entrada.
El como deslumbraba se mantuvo, pero no dejaba percibir la forma del cuerpo, no abre mis ojos.
Intenté hablar con coherencia pero solo dije un mínimo de todo lo que intenté organizar en mi mente.
"Eres aquel sueño que jamás divice, pero que siempre sentí..."
Dije confuso, puesto que aquella frase la había guardado en mi mente gran parte de mi vida pero me había prometido que se la diría a alguien quien yo ame... Quien yo aprecie.

"Eres tu, y al mismo tiempo no"

¿Qué debía responde ante eso?

"Mi grito solo resonó en tu corazón y volvió a mi, no eres lo que esperaba, no soy lo que piensas...
Eres mejor de lo que creía y yo soy quien tu crees que soy solo cuando me recuerdes, solo cuando pienses en los días que cambiaron desde aquella noche"

Se contradice y arregla, pero por mi mente solo resonó "Aquella noche", me susurré a mi mismo aquella frase, "aquella...". No lo sabía en ese momento pero ahora si, ahora que plasmé mis palabras en papel sé que es lo que quería decir pues me habían hablado de eso, pues yo había soñado muchísimas veces cuando era pequeño con ese momento pero los recuerdos infantiles son los más olvidados luego de las sonrisas.

Luego de intercambiar otras frases con ella se desvaneció por el otro andén, lo supe cuando la nieve volvió a su lugar y ella soltó un grito sentimental. Con su dulce voz de despedida supe que no iba a volver.

"No, no soy falsa
No, no soy real
Si, soy yo"

Esas cortas respuestas cambiaron toda mi vida, todos mis pensamientos, todos mis sueños y recuerdos.

Alrededor de una hora después de su ida el tren cambió, sus colores se volvieron vivaces, ya no estaba oxidado, las enredaderas habían desaparecido, la nieve caía con ternura, la gente caminaba de un lado al otro y yo simplemente estaba ahí, quieto, mirando aquel vagón el cual tenía un "01" en su ventana principal.

¿Por qué desde ese día las palabras me parecen relativas y justas a su modo?
¿Por qué jamás volví a sentir aquel nivel de interés?

Las palabras que a ella le dije, jamás volvieron a cobrar sentido sin su presencia.


01

Una Noche De CuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora