Entre el cielo y el mar

Con Los Ojos En El Horizonte

Abbacchio no dudo ni un segundo en entrar a Sticky Fingers, nadando a través del gran hoyo que Epitaph había dejado, nado por los pasillos del barco, viendo por primera vez el interior de ese barco aunque a él ya se le hacia muy familiar, agudizo sus oidos hasta escuchar un débil palpitar y un jadeo pesado, Abbacchio se apresuro a ir al final del pasillo, llegando a una habitación que se encontraba cerrada pero sin seguro, el Tritón trago saliva con nervios y su corazón latió desenfrenado, se armo de valor y abrió la puerta, tal y como pensó, esa habitación era la sala del capitán, la cuál se encontraba parcialmente inundada, tenía una mesa con mapas y algunas botellas, artículos de navegación, había un par de sillones y un fino escritorio, tras del cuál se encontraba Buccellati, sentado en la gran silla, luciendo como todo un capitán, aunque su ojos estaban cerrados, su frente llena de sudor y con el agua subiendole por la cintura, Abbacchio nado hasta él, llegando justo a su lado, viendo con terror la sangre en la ropa de Bruno, causada por el gran hueco que se encontraba en su abdomen, era una herida fatal, le sorprendía que Bruno aun respirara

-ugh... Ngh-

Lo escucho quejarse y volteo a verlo a la cara, para su sorpresa Bruno lo estaba viendo, esos ojos azules lo veian directo y de cerca, Abbacchio no pudo mas que estremecerse

-je... Sabía... Sabía que eras real - Bruno hablo con dificultad, en su boca se formo una pequeña sonrisa - eres tu, no? el ángel que me salvo... aquella vez-

Abbacchio lo miro atónito

-¿tu me recuerdas?-

-no podría olvidarte aunque lo quisiera - con dificultad Bruno llevo su mano alca mentón de Abbacchio, acariciándolo con las yemas de los dedos frías, el agua se encontraba ahora sobre su pecho, teñida de rojo por su sangre

-no podría olvidarte aunque lo quisiera...tu...tu has estado en mi mente de aquella noche...al principio creí que se había tratado de una simple ilusión...un imagen creada por mi cabeza para asimilar mi muerte...pero algo dentro de mi me decía que no era así...que tu existías de verdad-

Abbacchio tomo la mano de Bruno entre la suya, acariciandola y guiando su frió tacto a través de su pálida mejilla, estaba feliz de que Bruno en realidad lo recordara

-me quede en el mar con la esperanza de encontrarte...- siguió hablando Bruno entre jadeos - decían que el jefe Diavolo sabia donde estaban las míticas sirenas...por eso me uní a él...aunque nunca estuve de acuerdo con sus ideas...he aquí la consecuencia...pero...pero estoy feliz...ya que pude verte una vez mas...moriré feliz-

Los ojos de Abbacchio se llenaron de lágrimas en ese momento, la mano de Bruno se acercó para retirarlas, haciendolas caer al agua salada del mar que ya rozaba sus mentones

-cada tarde... salia a ver el ocaso- confeso Bruno- ver el dorado del sol... Reflejando nubes violaceas en el mar... me recordaba a tus ojos.. Ver dos colores fusionarse... Era... Era tan hermoso -

Un hilo de sangre empezó a resbalar por los labios de Bruno, perdiendose a los pocos segundos entre el agua, la cual ya empezaba a subir hasta su rostro

-creo... Que este es el fin-

Abbacchio mordió sus obscuros labios y tomo el rostro moribundo de Bruno entre sus manos, sus ojos brillaron

-no... No mi amor, no es el fin... Este es apenas nuestro inicio-

Abbacchio acerco sus labios negros hasta los palidos y fríos de Buccellati, besandolo con todo el amor que era posible, mientras el beso seguía, la humanidad de Bruno moría, el ocaso se retiraba en el horizonte, y el Sticky Fingers se hundía en las profundidades submarinas, llevándose a los amantes consigo.

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Técnicamente este es el final, aunque habra un epílogo.