Portador de tragedia

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Abbacchio se oculto de inmediato tras la rocas y observo al barco pesquero que lo había interrumpido, se trataba de una familia de tres personas, padre, madre e hijo, el barco era pequeño, lucia incluso humilde, pero la familia parecía feliz, inmensamente feliz, trabajaban juntos con una gran sonrisa en el rostro 

-¡¿Bruno, ya alzaste las redes?!-

Escucho gritar Abbacchio a la mujer  a su hijo, Bruno era su nombre, Bruno...el hijo de esos humildes pescadores, por su apariencia no debería tener mas de diez años humanos, cabello negro y liso, piel bronceada por el sol y unos increíbles ojos azules que opacaban al mismo mar, Abbacchio no podía apartar sus ojos del pequeño niño aunque lo quisiera, había algo en ese pequeño que lo cautivaba como nunca nada ni nadie lo había hecho antes, el barco zarpo mar adentro para realizar la pesca del día, Abbacchio entonces miro hacia a su alrededor, a las rocas donde minutos atrás estaba intentando quitarse la vida, después miro hacia el barco que acababa de partir, lo pensó unos segundos ¿no importaba si aplazaba su suicidio? no, por supuesto que no, lo haría, eso era seguro, pero antes quería ver un poco mas a ese pequeño con ojos de mar, Abbacchio salio de entre las rocas y por debajo del agua comenzó a seguir al pequeño barco

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¿Cuanto tiempo había pasado desde su intento de suicidio? ¿días? ¿semanas? no, en realidad habían pasado ya casi cinco meses, cinco meses en los que Abbacchio no había vuelto mas a las profundidades del mar ni había vuelto a intentar suicidarse, cinco meses en los que se había hecho de una nueva rutina, la cual consistía en seguir a los Bucellati, sin que se dieran cuenta, por supuesto, Abbacchio comenzó a vivir en la caverna tras las rocas donde había intentado matarse, era un lugar aislado, las rocas evitaban que los humanos se acercaran, había un estanque lo suficientemente grande para que Abbacchio nadara a sus anchas y también la corriente y olas empujaban peces que le servían de alimento, por las mañanas Abbacchio se escondía tras las rocas esperando ver llegar a la familia de pescadores al puerto, cuando llegaban sus ojos se dirigían inmediatamente a Bruno, quien desenredaba las redes y ayudaba a sus padres en todo lo que podía, una vez que el barco zarpaba mar adentro, Abbacchio lo seguía por debajo de agua a una distancia prudente, cuando el barco se detenía y dejaba caer las redes Abbacchio se quedaba justo bajo el barco, gracias a sus poderes sus sentidos estaban mas desarrollados, por lo cual podía escuchar lo que hablaban dentro del barco a través de las vibraciones del agua que se escuchaban como susurros, gracias a esos susurros Abbacchio se enteraba de muchas cosas y sabia lo que pasaba dentro del bote, sabia que Bruno pronto cumpliría once años, que su madre le enseñaba a leer y escribir mientras su padre pescaba, que su marisco favorito era el pulpo entre otro detalles, cosas simples o comunes en un niño de diez años que hacían que Abbacchio suspirara sin razón aparente

A veces Abbacchio ayudaba en la pesca, cuando los días eran malos o no había muchos peces cerca, el tritón se encargaba de buscar pequeños cardumenes y llevarlos hasta las redes de la familia Bucellati, en ocasiones también buscaba pulpos o alguna que otra cosa bonita que encontraba en el mar, como estrellas o corales, los enredaba en la red con la esperanza de que llegaran a Bruno, lo cual era así la mayor parte del tiempo, y Abbacchio podía disfrutar de las sonrisas de Bruno cuando miraba sus regalos, el tritón se sentía feliz, una felicidad especial que no había experimentado nunca ante en su vida

Y no se dio cuenta del peligro que acechaba...

Fue algo impredecible, el día había amanecido radiante, el sol brillaba y el cielo estaba completamente despejado, la familia Bucellati como de costumbre salio a mar abierto para realizar la pesca del día, obviamente con Abbacchio tras ellos, la mayor parte del día fue un día maravilloso, sin embargo cuando la tarde se estaba asomando fue que Abbacchio  pudo detectar un olor especial en el viento, eran nubes, nubes que se acercaban cargadas de humedad y agua dulce, eran demasiadas, tantas como para agitar el agua del océano, no podían verse en el horizonte, lo cual las hacia mas peligrosas, Abbacchio quiso advertirles, decirles que regresaran inmediatamente a tierra, pero no podía hacerlo,para una sirena estaba absolutamente prohibido mostrarse ante los humanos, eso pondría en evidencia a toda la especie, Abbacchio empezó a morderse las uñas de la desesperación, esperaba que la familia Bucellati se fuera cuanto antes de ahí, pero ellos parecían muy tranquilos, fue entonces que la primera gota de lluvia cayo del cielo

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Mas que una lluvia era una fuerte tempestad la que caía del cielo, enloqueciendo por completo al mar que batía sus olas como si la ira de Poseidon se expresara a través de ellas, Abbacchio vio con horror como el pequeño barco de los Bucellati se rompía ante la fuerza del mar, reduciéndolo a simples trozos de madera,  intento nadar hacia allá para ayudar a Bruno y su familia, poco importándole ya si unos simples humanos lo veían,  pero las olas eran tan fuertes que incluso un hábil nadador como Abbacchio batallo difícilmente para poder acercarse, cuando por fin pudo hacerlo vio los cuerpos de los señores Bucellati flotando junto al bote salvavidas, pero ya sin pulso alguno, habían muerto,  reviso el bote y se dio cuenta de que Bruno estaba dentro, inconsciente, pensó que posiblemente sus padres lo habían puesto ahí en un desesperado intento por salvarlo, Abbacchio subió al bote y toco al niño, asustándose por lo frió que estaba y que no tenia pulso, rápidamente llevo sus manos hasta el pecho del niño y con sus poderes saco toda el agua de sus pulmones, pero el niño no reaccionaba, Abbacchio comenzó a gemir de dolor, lo menos que quería era perder a otro ser querido, no quería volver a sufrir por eso, no quería quedarse sin hacer nada...

Fue entonces que la idea mas desesperada cruzo su cabeza, Bruno aun tenia una esperanza, el podía vivir, solo tenia que arrebatarle su humanidad...darle "el beso de la vida" y convertirlo en una sirena igual que él, llevarlo hasta el fondo del mar y cuidar ahí de él, ya enlazados por lo que era un fuerte hechizo de union eterna, de lealtad, esclavitud...Abbacchio no quería condenar a Bruno a una eternidad a su lado en el fondo del mar, pero era la única forma en la que su alma no se elevaría al reino del cielo, Abbacchio se sintió como un miserable egoísta, pero en ese momento su dolor y desesperación lo superaban, tomo entonces el rostro del pequeño niño y acerco sus obscuros labios dispuesto a besarlo, a sellar su alma con un beso, estuvo a poco centímetros de lograrlo hasta que Bruno tosió, Abbacchio se separo de inmediato y vio al pequeño niño reaccionar poco a poco, abrió sus ojos azules solo un par de segundos y volvió a caer inconsciente, aunque ahora ya respiraba mas visiblemente, Abbacchio se calmo, Bruno sobreviviría, eso era suficiente para él, bajo del bote y nado varias millas empujándolo hasta la playa mas cercana, justo al pie del faro, ahí había un hombre llamado Gianluca Pericolo, un amigo de la familia Bucellati que podría hacerse cargo del niño, Abbacchio miro una ultima vez a Bruno, suspiro con tristeza y agacho la cabeza, se sentía mal de haberle hecho daño con su mala suerte, Abbacchio de nuevo empezó a culparse por lo sucedido, dejo a Bruno y regreso al mar, a las obscuras profundidades donde pertenecía.

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He notado que algunos ponen Bucciarati y otros Bucellati, pero tengo entendido es lo mismo, así que deje el segundo pues por que si

Entre el cielo y el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora