Bajo El Agua ~NamJin~

Parte 1: Superficial

SeokJin ingresaba al salón de clases, colgándose su bolso al hombro y escurriendo agua de su cabello. Su camisa blanca bastante holgada, se había pegado a sus anchos hombros y a algunas partes de su torso, que se hallaba mojado

Desde el pasillo, un chico recostado en el marco de la ventana, hablaba con una de sus compañeras de clase, pequeña y delgada.

—SooJin por favor sal conmigo. En realidad me gustas mucho.

—Oye Namjoon, ¿no estabas saliendo con SoYeon hace poco?

—Ya no salgo con SoYeon. Tú me gustas mucho más que ella.

— ¡Kim SeokJin! ¡Al menos podrías secarte el cabello con una toalla, idiota! Te lo he dicho un montón de veces, no quiero que vuelva a ocurrir.

A pesar de su semblante completamente indiferente hacia la conversación, su profesor le había interrumpido mientras escuchaba.

—Perdón.

Llevo los mechones castaños de cabello húmedo hacia atrás con su mano mientras terminaba de llegar a su puesto y se sentaba.

—Otra vez te regañaron.

Su amigo le reprochaba con gesto aburrido, en realidad no le interesaba.

—Nadé demasiado y perdí la noción del tiempo, por eso me retrasé.

—Si te vas a dedicar a nadar mejor participa en la competencia inter-escolar.

—Es demasiado problemático, no quiero ir. De todos modos, no soy tan rápido como para ganar.

—Eres demasiado frío.

—Te amo. Eres la única para mí.

SeokJin volvió a escuchar, y por primera vez giro su mirada a la pareja de la ventana. El rubio jugaba con el suave cabello de la chica entre sus dedos, mientras le dedicaba una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Ella se encontraba sonrojada.

Miro la escena con expresión neutra y ojos perezosos. Creía que todo en la vida es superficial, que es imposible que alguien amable no sea herido por otras personas. Un prejuicio superficial. Una conversación superficial. Un amor superficial.

Todo era demasiado aburrido.

Fuera de las clases, SeokJin pasaba todo el tiempo en el club de natación, estar dentro del agua era lo único que podía calmarlo. Se sentía tan tranquilo y le gustaban esos momentos, los aprovechaba y alargaba tanto como podía. Solía ser el último que se quedaba en la piscina, por lo que usualmente debía cerrar el club, cuando caía la noche y se veía obligado a salir.