Creciendo Juntos [1]➵ [Terminado]

Capítulo 18

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SunHee ingresó a su aula con la mirada en el piso.

Como todos los días. Ella sentía una vergüenza indescriptible el solo compartir el salón con gente tan vaga y mediocre. Se sentó en la última carpeta, el cual era su sitio habitual, y colocó su mochila negra antes de sentarse.

—Oye, Shim... —Ella suspiró fuertemente pero no giró su cabeza a la persona que recién se había sentado a su lado. Ignorándolo, abrió su mochila, comenzó a sacar sus útiles. —No sé... Bueno... — Frente a ella apareció una hoja. SunHee se alejó con molestia.

—¿Qué? —Preguntó con molestia mientras, de un manotazo, sacaba la hoja de su vista — Aléjate, ShiUn.

—No seas mala, ayúdame con esto —Señaló la hoja. SunHee lo miró fijamente, su rostro claramente mostraba molestia.

—Largo.

Escuchó resoplar a una niña delante de él. SunHee la miró. Una niña de cabello ondulado atada en una coleta, de piel clara y ojos azules claros. Los niños cantidades de veces le habían preguntado si eran reales y no lentes de contacto. Y ella siempre les había respondido que no, que si eran sus ojos e incluso se sobaba los ojos para que vieran que no mentía.

A SunHee le caía mal.

—¿Por qué le sigues preguntado, ShiUn? — YeonJoo giró en su asiento mirando a su amigo. Su compañero, al lado YeonJoo giró también, — ¿Acaso no ves que es una amargada?

—¿Amaneciste del lado equivocado de la cama, Shin? —Preguntó con burla Seo DoJoon, quién se sentaba al lado de YeonJoo. — ¿Nuevamente? Es preocupante que a tu edad tengas el carácter de una vieja solterona, ¿sabes?

—¿No has pensado en ir al médico?

—Ya no la molesten —Detuvo, ShiUn — Solo quería saber si me podía ayudar...

—No necesito que me defiendas, Lee —Espetó de mal humor —... Y ya dije que no te ayudaré. Largo.

El niño se sonrojó y asintió para luego regresar a su sitio. YeonJoo la miró furiosa.

—No sé cómo Kim te soporta — Espetó con malicia, refiriéndose a JongIn —Debe ser un verdadero ángel para juntarse con una bruja como tú.

YeonJoo se levantó de su asiento y fue ayudar a su compañero quien aún tenía las mejillas coloradas. SunHee se sintió furiosa.

—¿Sabes? —DoJoon se levantó de su asiento metiendo las manos en su abrigo, SunHee lo miró. Su compañero siempre estaba muy bien acicalado y se preocupaba por su apariencia a su edad. No se sorprendía que a unas niñas del salón les gustara. — Algún día te quedarás sola... Todos, en este salón, no te toleran.