Revelación

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Perspectiva de Matt
Que mierda acaba de ocurrir en la cima de Teignmouth. Mis manos tiemblan, mis piernas apenas pueden coordinarse. No se como me vería mi madre sabiendo que su hijo beso a un hombre.

Llegue a mi casa y abrí la puerta cuidadosamente para que mi madre no se diera cuenta voy tarde otra vez, aunque es evidente.

Ella es inevitable

—¡Hasta que llegas, James! —puso su mano en la cintura, se que lo hace para pedirme explicaciones.

—No me llames James... —musité sin conseguir mirarle a los ojos.

—Es lo que menos importa en este momento. ¡Me debes una explicación ahora mismo!

—Yo...

—Oh por Dios, estás rojísimo, ¿te sientes mal?

La excusa perfecta se apareció en un 2 por 3.

—Si mamá, creo que he pescado un resfriado —simule una tos seca.

—Y... —se acerco y puso su mano en mi frente— ¡estás ardiendo!

La única opción que me quedaba era hacer mi cara de víctima afligida

—Ve a acostarte y cúbrete con las mantas. Te prepararé un té caliente y te subiré la comida —dijo mi madre preocupada y se dirigió apresurada a la cocina.

No me gusta preocupar a mi madre, pero dudo que su reacción sea menos agradable que esta si le digo lo que en realidad paso.

Subí a mi habitación y me envolví en cobijas tal y como lo ordeno. Las cobijas se sienten frías y poco a poco la sensación pasa a calidez, mientras que mi cuerpo arde y tiembla como si en realidad hubiera pescado una enfermedad.

No puedo dejar de pensar en él, ¿por qué carajos me beso? Es la sensación más extraña que he sentido en mis labios, incluso mi primer beso no fue como ese.
Bese a un hombre... ¡Maldita sea! Pude imponerme de inmediato, pero la parálisis me carcomió por dentro, dejándome como a una planta

Mi madre entró a mi habitación con un plato de sopa y una taza de té, todo sobre una base de madera para que pudiera comer en mi cama.
Agradecí y cuando se retiró comencé a comer. La sopa me sabe a agua y el té no tiene sabor, ni siquiera siento que la comida pase por mi estómago. Ese vacío no desaparece.

Me levante y camine hacia el baño, me detuve frente al espejo viendo el color de mis mejillas. Estoy muy rojo, esto no me da buena espina. Mis labios siguen fríos desde ese momento que se paralizo en mi memoria. Maldita sea, quisiera que todo fuera un estúpido sueño en el que jamás haya besado a un hombre

Regresé a mi cuarto y de nueva cuenta me envolví entre las cobijas esperando dormir y despertar de esta pesadilla.

La alarma sonó, son las 7 am. Desperté con un fuerte estornudo, joder, sentí que expulse mis pulmones en esa servilleta.

—¿Quieres que te haga el desayuno? —mi madre irrumpió en mi habitación y me miro extrañada al ver la forma en que veía la servilleta— ¿Que tienes, Matt?

Se acercó a mi y toco mi frente. Carajo estoy ardiendo, no lo había notado.

—No vas a ir a la escuela hoy, estamos a 3 grados y no quiero tener que pagar gastos de hospital por descuidos tuyos. Reposa, te traeré una pastilla y un té caliente.

—P-Pero

—Ningún pero, te quedas aquí. —cerró la puerta de mi habitación.

No puedo quedarme aquí, es un remolino de inquietud que se mete por debajo de mi piel hasta dejarme sin energía. Desde que ayer por la tarde no dejo de pensar en ese jodido momento.

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