Our Secret |Belldom

Deseo

Esa noche la mente de Matt estaba inundada de preguntas como "¿estoy enloqueciendo?" Su vida dio un giro desde aquella madrugada donde la brisa del océano movía sus cabellos y los hacia sentir como si vivieran en un mundo perfecto, un mundo diferente en el que la realidad era solo una ilusión y los sueños gobernaban las mentes.

Agobiado y harto de los desafortunados eventos que se acumularon en toda la semana, solo deseaba dormir, pero no cualquier habitual noche de siesta, si no lo que para el verdaderamente significaba desprender el alma en la almohada.

En cuanto apago la lámpara y cerró sus ojos, la proyección de un sueño se manifestó en minutos

Matt seguía paralizado en cuanto sus labios se despegaron de los de Dominic, el sonido del mar era el único aliado de Matt contra el silencio inquietante.

—¿por qué? —preguntó Matt con asombro y temor en sus palabras

—Lo necesitaba —respondió Dom fríamente.

—Dominic, ¿que es lo que en verdad quieres? —cuestionó con un tono de voz tan bajo apenas audible.

—¿Quieres que te lo diga? —esbozó una mueca imitando a una sonrisa.

Dominic de nueva cuenta se acercó a Matt, le beso la mejilla cuidadosamente y se acerco a su oído apunto de susurrar

—Matt, lo que en verdad quiero es...

La madre de Matt abrió la puerta, expulsándolo de sus sueños bruscamente

—¡Matthew James Bellamy! ¡Es tardísimo!

—¿Q-Que? —respondió apenas entrando en contexto con la realidad.

Matt giró hacia el despertador y vio un 8:10 am plasmado con un color rojo intenso que lo hizo recordar que iba tarde a la entrega de su trabajo final

—Mierda, ¡Mierda!

El castaño tomó su mochila y como pudo salió disparado de su casa. Portaba un pijama azul de rayas blancas y unas pantuflas color blanco. Lo único que logro hacer fue tomar de su armario un abrigo color gris para tratar de cubrirse del frío, y lavarse los dientes con un tiempo record de 30 segundos (y hasta eso fue demasiado.)

Todos lo miraban extraño por su peculiar forma de llegar a la escuela, sin embargo las miradas eran lo último en importarle en esos desesperados momentos de abogar por una calificación

—Señor Peter, yo... —dijo Matt al mismo tiempo que irrumpió en el aula.

Su profesor se encontraba acomodando en su escritorio la pila de carpetas con los trabajos finales de toda su clase.

—Ni te molestes, estás reprobado —respondió firmemente sin si quiera girar la vista

Toda la clase hizo un gesto de burla al unísono

—¿Sabe qué? Conservelo de todas formas —contestó Matt sarcástico y seguido arrojo su carpeta al cesto de basura, para después salir disparado sin dejar que el maestro pudiera decir algo.

¿Qué pasaba con él? Paso de ser un alumno ejemplar de calificaciones impecables a ser un chico reprobatorio y con una lengua muy larga.