Capítulo 3

458 50 52
                                    

JIMIN

No sé nada de Yoongi desde la semana pasada, cuando vino a buscarme a la salida de las clases de danza interpretativa con aquella moto, blanca y negra, para así llevarme a casa en lo que resultó ser mi primer viaje en moto.

Todavía recuerdo las luces del tráfico y de los edificios, pasando a toda velocidad a mis costados. O quizá éramos nosotros los que sentíamos volar sobre el asfalto. O... a lo mejor tan solo era yo, debido a que nunca había experimentado nada así.

Sí, probablemente sean tonterías mías.

El caso es que todos los días salgo de clase, agobiado por todo y, además, por no saber nada de Yoongi. Detesto cuando desaparece, normalmente durante dos o tres días, sin dar ningún aviso previo y sin responder a mis mensajes tampoco. No puedo evitar preocuparme, aunque hace tiempo que aprendí que eso era algo normal en él. De todas formas, que me haya acostumbrado, no significa que ya no me afecte.

"-¿¡Yoongi, se puede saber dónde estabas?! ¡Te llamé veinticinco mil veces, te escribí todos los días cada cinco minutos!

-Jimin...

-¡Había pensado lo peor! ¡No paras de decir que tienes problemas, que la calle es peligrosa...! ¿¡Qué esperabas que pensara?! ¡Dios mío, Yoongi, pensé que te había pasado algo!

-Jimin... estoy aquí...

-¡Y menos mal! ¡Joder, joder!

-Ey... no digas eso - me dijo él mientras me abrazaba con fuerza -. Ya te dije que... a veces me desconecto... No tienes que preocuparte si desaparezco unos días, ¿vale? Lo siento...

Asentí contra su cuello y me limpié las lágrimas que estaban comenzando a asomar por mis párpados. No sabía si él comprendía que estaba prácticamente seguro de que lo había perdido para siempre."

Suspiro y, cuando salgo a la calle, obviamente hoy tampoco está aquí. Lo que me molesta es que ya es lunes y todavía no ha dado señales de vida. Ni un mensaje, una llamada... Me ha parecido verlo en algunas ocasiones, pero supongo que eran mis ganas de volverle a ver.

Resoplo. No deja de parecerme injusto. Yoongi es mi único amigo y me tiene acostumbrado a verlo casi todos los días. Me alegra demasiado, consigue distraerme... También me ayuda a pensar en voz alta y aclarar algunas ideas... Por eso, cuando se marcha de repente, no puedo evitar sentir que se me echa el mundo encima. Es una sensación de puro agobio.

Además... me pregunto si estará bien... o dónde... ¿No se suponía que había conseguido un trabajo? No puede haberse largado sin más... En un par de ocasiones, eso fue lo que ocurrió. Se marchó de Seoul andando, persiguiendo no sé qué, y volvió los días, diciendo que no había conseguido nada. No quise preguntar, ya que no lo noté cómodo contándome un poco lo que había ocurrido, debido a mis exigencias.

Por eso me tranquilizó saber que, aquella moto, la tenía por trabajo. Si no, lo hubiera visto capaz de cualquier cosa. Aunque... ¿y si...? No, ¿verdad? No podía haberse largado sin más... ¿no? No puedo evitar ponerme nervioso ante esto ya que, a mis ojos, Yoongi es bastante impredecible. Le quiero mucho y siento que, en cierto modo, le conozco. Pero realmente nunca sabes por dónde va a salir, por dónde va a entrar... Y eso a veces también me agobia un poco.

Cuando llego a casa, mis padres están revisando las cuentas; tanto del hogar como de la empresa. Así que me siento con ellos y ocupo el lugar de mi padre, que se marcha para prepararse para la reunión que tiene después de comer. Mi madre ya ni se molesta en pedirle que deje de saltarse las comidas cuando tiene reunión después, debido a que él insistía en que luego los nervios le dificultaban el trabajo, pero a mí sigue sin hacerme ninguna gracia.

Promise | yoonminWhere stories live. Discover now