Capítulo 24

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JIMIN

La brisa acaricia mi rostro, trayéndome ese olor a sal, directo a mis fosas nasales. El agua pronto baña mis pies, colándose entre mis dedos. Y es así como noto también la textura de la arena mojada entre ellos, a través del tacto. Por fin abro los ojos y veo el infinito azul.

Estoy en Busan.

La roca sobre la que estoy sentado se clava en mis muslos, pero no se siente especialmente incómoda. De todas formas, decido levantarme para poder pasear a orillas del mar. Hace tantísimo que no lo hago... Y es comprensible, ya que, si sólo venimos a Busan en invierno... ¿cómo vamos a venir a la playa, con el frío que hace?

Al levantarme, es como si diera un pequeño salto. No me siento demasiado atlético en estos momentos, aunque no sé por qué. De hecho, ¿en qué momento he llegado hasta aquí? Me resulta un tanto confuso, pero me alegro de haber vuelto a este lugar. De haber vuelto a disfrutar de este paisaje... Seguro que, cuando la realidad se cierna de nuevo sobre mí, lo echaré de menos.

El sol me ciega por un instante, mientras admiro el mar. Por lo que me cubro instintivamente el rostro con las manos y, entonces, me doy cuenta de algo. A través de entre mis dedos, todavía pasan los destellos del sol, que se reflejan en el agua hasta dar con mi cara. Pero, mis dedos, son mucho más pequeños de lo que recordaba. Más regordetes. Abro y cierro las manos y me percato de algo.

Soy yo. Pero no soy yo.

Es decir, sí soy yo, pero, ahora mismo, no debería ser así. ¿No? Me llevo las manos al cuerpo, para tocarlo, mientras observo la poca distancia que hay desde mi cintura hasta el suelo. Interesante. No me recordaba así.

Doy un paso hacia delante y comienzo a caminar por la arena. ¿En qué momento me he vuelto así? Aunque tampoco recuerdo cómo era antes; cómo se supone que debería ser ahora. Simplemente, me siento extraño dentro de mi propio cuerpo. Aunque... sí que soy yo... ¿No? Quiero decir... reconozco este lugar a la perfección y... esta ropa... me es muy familiar... Soy... soy yo... ¿no?

Espera. ¿Quién soy?

Paro en seco sobre la arena, durante este segundo de confusión. Sé dónde estoy, sé que yo soy de aquí. Pero... no tengo claro quién soy yo. Interesante. Sólo puedo distinguir entre lo que me es familiar y lo que no, incluso aunque me cause cierta disonancia que no sé cómo explicar. Lo bueno es que no estoy perdido, así que me permito seguir caminando.

Sentir la arena bajo los pies mágico. El agua bañando mis dedos por momentos, es como una llamada a meterme en el mar y nadar hasta el infinito. Es curioso, la voz de mi madre aparece en mi mente para recordarme que eso es peligroso, y yo ni siquiera sé por qué estoy tan convencido de que esa voz pertenece a mi madre. Pero no tengo dudas de que es ella.

-¡Jimin!

Me giro de forma instintiva al escuchar ese nombre.

-¡Jimin, no te alejes tanto!

La voz, que pertenece a una mujer que está tumbada en una tumbona bajo una sombrilla, se corresponde con la voz de mis pensamientos. Es mi madre. Y Jimin es mi nombre. Todo se siente extrañamente familiar, pero, también, muy extraño, después de todo. Es como si esto ya lo hubiera vivido pero, por otro lado, no tuviera ni idea de lo que va a ocurrir a continuación. Porque no la tengo.

-¿Jimin? No tardaremos en irnos, así que no te mojes más - Repite mi madre, supongo que debido a que yo no le respondo.

-Déjalo - le dice entonces el hombre que hay junto a ella, guardando cosas que no alcanzo a ver en una mochila -, que disfrute del tiempo que le queda.

Promise | yoonminWhere stories live. Discover now