(Diego)
Abri los ojos y pude ver que mis manos estaban atadas a un tubo, estaba arrodillado y sin camiseta. Miro hacia la izquierda para identificar en donde estaba y cuando volteo hacia la derecha lo veo a él, estaba parado al frente mio con algo en su mano, era algo como un látigo pero este tenía cuerdas y en ellas tenían púas.
-Veo que has despertado Dieguito-dijo
-¿Donde estamos?
-En el lugar donde te daré tu regalo.
-¿Que me harás?
-Te lo demostrare.
Me da un golpe con lo que tenía en su mano en mi espalda y suelto un gemido. Él me sigue golpeando y yo solo gemia al sentir como las púas rasgaban mi piel y mi sangre caia.
-¡¿Por qué me haces esto?!-grite muy débil
-Yo les advertí a tu padre y a tu tío-me da otro golpe-les dije que ibas a sufrir
-¡Que demonios te he hecho!-grite con las pocas fuerzas que tenía
Al parecer eso lo enojo así que me desató causando que yo callera al suelo ya que no podía sostenerme y me comienza a dar patadas en el estomago.
-¡Eres un Hernández y eso me basta!-gritó
Me cogio del cuello y me estrelló contra la pared dejandome sin aire.
-Suel...sueltame...por...favor-dije jadeando
-No soy compasivo Hernández.
Pensé que me iba a la quedar sin aire pero el me tiró al suelo. Estaba allí en el suelo tratando de recobrar el aire mientras sentía que mi espalda ardia como el infierno.
-¡Llevenselo!-gritó
Llegaron unos hombres, me cogieron de los dos brazos y me arrastraron hasta un auto. Me dolia todo, estaba mareado y veía todo borroso; que había hecho yo para merecer esto.
(Fran)
Eran las 11 de la noche y estaba llendo a mi casa, era tarde y las calles estaban solas en la cuidad de Buenos Aires. De pronto escucho llamados de auxilios y quejidos, me comenzó a dar miedo no sabia que podria ser.
-Ayuda, ayudenme-decía esa voz
Era la voz de un varón, parecia necesitar ayuda; me comencé a guiar por el sonido hasta llegar a donde estaba aquella persona.
Era un hombre que estaba tirado en el suelo, sin camiseta y al parecer estaba herido
-Ey ¿Que sucede?-pregunte
-Ayudadme, estoy herido y no puedo sostenerme por mi solo.
Me acerco a él, pongo mi mano en su espalda para levantarlo pero sentí algo húmedo y él lanzo un gemido.
-No pongas la mano en mi espalda-dijo
Miro mi mano y tenia sangre proveniente de su espalda. Pongo su brazo en mi cuello y mi mano en su cintura procurando no tocar su espalda y lo llevo a mi casa.
Al llegar a mi casa lo dejo en mi cama y enciendo la luz. Tenía su ojo morado, su labio roto y tenía un gran moretón en el estomago. Se voltea y pude ver que su espalda tenia cortes y rasguños.
-Ya vuelvo, voy a ir por algo para curarte.
Voy al baño y cojo algodón, alcohol, ungüento, gasa y pastillas para el dolor; luego voy a la cocina, abro el refrigerador y saco hielo.
-Listo-dije y puse todo en la mesa de noche
-¿Que sientes?-pregunté
-Mi espalda arde demasiado, mi abdomen duele mucho creo que me he roto algunas costillas, mi ojo duele y mi labio de verdad que arde.
-Bueno, te voy a curar.