Proceso cíclico

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Me encontraba en el coche de vuelta, las vacaciones de navidad habían terminado. Bueno en verdad no, pero quería estar unos días antes allí para llevar mejor eso del proceso de adaptación. Gonzalo ya estaba en Madrid después de haber pasado unos días conmigo y mis padres en casa para asegurarse de que estaba bien.

La verdad es que no tenía muchas ganas de volver a la uni así que mi ánimo estaba un poquito por los suelos.

El viaje se me hizo corto ya que prácticamente fui dormida todo el camino.

Mis padres me dejaron las maletas en casa y se volvieron rumbo a su casa.

Todavía no habían llegado ninguna de mis amigas, la uni empezaba en una semana así que volverían unos días antes de volver a empezar. Gonzalo sabía que llegaba hoy pero la verdad que no me apetecía verle así que decidí colocar un poco mis cosas y salir a dar una vuelta.

Estábamos en Enero y el frío se hacía bastante notable pero eso no me frenó para salir. Me recorrí varias calles hasta dar con una de mis cafeterías favoritas en la que me paré a degustar mi característico batido de chocolate.

Me encontraba inmersa en la nata del batido cuando recibo un mensaje de Gonzalo

-Hola, ¿qué tal? ¿ya llegaste?

Decido no responderle, simplemente no me apetece. No es por nada en particular, solamente me apetecía dedicarme este día a mí misma.

Unas horas después...

Llego a casa y me doy cuenta de que tengo varios mensajes de Gonzalo preocupándose por mi estado y alguna que otra llamada perdida.

Salgo del chat y me pongo los cascos para escuchar "love me harder" mientras me preparo la cena.

Al haber terminado mis tortellini de queso decido ver "the big bang theory" para matar el tiempo y conciliar el sueño. Al final lo consigo así que me meto en la cama y me quedo roque.

...

10:00 am

Hoy me encuentro mucho mejor anímicamente por lo que decido ir al centro comercial por la mañana así que desayuno y me ducho.

Estoy casi a punto de salir por la puerta cuando oigo el telefonillo de casa sonar.

Es Gonzalo.

Le digo que suba. La verdad es que en ese pequeño tramo de tiempo empiezo a pensar lo que le diré después de un día entero ignorándolo.

Ese tiempo llega a su fin cuando le veo entrar por la puerta con una cara no demasiado alegre.

-¿Por qué me estuviste ignorando ayer?- pregunta enfadado.

-Vaya, hola.

-Así que vas en ese plan, vale. Podrías empezar a darme una explicación de a qué se debió tu comportamiento conmigo ayer.

-Simplemente no me apetecía hablar. Quería estar sola.

-Creo que un mensaje para aclararme que estabas bien no habría estado mal.

Resoplo

Parece molesto y confuso a la vez por mi gesto

-Vale, pues ya que te veo tan pasota para hablar y no me has dado ningún argumento de peso en tu excusa me voy.

-¿De verdad no puedes entender que ayer quería estar SOLA?

-No me molesta el hecho de que quisieses estar sola sino que no te molestaste en coger ninguna de mis llamadas ni en contestar a ninguno de mis mensajes. Pero tranquila que ya te dejo estar sola todo el tiempo que quieras.

Se va hecho una furia y dejándome con la palabra en la boca.

No, no, no. A mí no se me dejaba con la palabra en la boca, así que bajé las escaleras lo más rápido que las piernas me permitieron y le pillé por una milésima de segundo.

-Espera, ¿ahora eres tú el que va a pasar de mí o cómo va esto?

-Pues mira sí, ¿por qué no?

-Porque te repito que ayer no era mi día.

-No me vale, lo siento.

Y se va.

Se sube al coche y se marcha, sin ni siquiera dedicarme una mirada.

Y yo, no sé por qué pero me doy cuenta de que estoy llorando en medio del portal. Así que subo a mi apartamento.

Se me han quitado hasta las ganas de comprar.

Decido hablar por el grupo que tenemos Marta, Mia y yo.

Me desahogo escribiendo mientras me sigue brotando alguna que otra lágrima.

Marta: Tía es que pasar así de él después de cómo se preocupó por ti en navidad...

Mia: Yo opino lo mismo... Gonzalo fue un amor contigo...

Joder, pues después de esto sí que me empezaba a sentir mal...

Me fastidiaba, pero era verdad, haber tenido un mal día no era motivo suficiente como para pasar de él después de cómo se portó conmigo en navidad.

Pero Gonzalo era de perdón difícil y sabía que no me iba a disculpar así como así.

Sabía que no funcionaría pero le mandé unos mensajes para disculparme y hablar.

Y cómo no, ni me los leyó. Así que decidí pasar al plan b

Ir a su casa.

Llamé a la puerta y nada.

No desistí fácilmente pero, o había salido o estaba ignorándome pero bien.

Volví a mi apartamento.

Casi era de noche otra vez así que me puse el pijama y me acosté, con todo esto se me había pasado el hambre.

Echaba de menos nuestros mensajes, nuestras visitas, dormir con él...

Pero en ese instante no tenía nada de eso.

Nada.















Cariño, te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora