Hogar dulce hogar

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Me encontraba en la parada del bus para emprender rumbo a mi casa por las vacaciones de navidad. Ya me había despedido de Gonzalo pero como siempre me mandó su característico "te quiero" y un recordatorio de que le llamase cuando llegara.

Por fin me subo al bus. Me puse cómoda ya que me esperaban unas ocho horas de viaje....

Algunas siestas y canciones después....

Llegué a mi querido Santander y  encontré a mis padres esperándome en la estación como habíamos acordado.

-Hola cariño 

Seguidamente un abrazo de madre, de esos que te recomponen el alma

-Hola mamá, hola papá.

Mi padre también me dio un achuchón de los buenos

-¿Qué tal el viaje? Supongo que estarás agotada.

-Bueno, no mucho. He dormido prácticamente todo el viaje.


Después de el recibimiento, nos dirigimos a mi casa.

La verdad es que sólo habían pasado unos meses desde que me fui pero notaba mi casa diferente.

Mi felicidad aumentó al mil por mil cuando abrí la nevera y vi que mi madre había hecho mi plato favorito

Espaguetis a la carbonara

Pero antes de comer les dije a mis padres que tenía que hacer un llamada y me dirigí a mi cuarto.

Llamé a Gonzalo y me lo cogió como si hubiese estado esperando mi llamada.

-Holaa Gonzalo, ya estoy en casa.

-Me alegro mucho pero ya te echo de menos. ¿Cómo se supone que voy a pasar dos semanas sin ti?

-Yo también te echo mucho de menos. Tendré que dormir con uno de mis peluches a falta de mi morenazo cañón.

-No me digas eso, que me presento en tu casa en menos que canta un gallo eeeh. En serio te echo mucho de menos.

-¿Tú también visitarás a tus padres verdad?

-Sí, me pasaré allí unos días.


Silencio



- Me vendría muy bien ahora un abrazo de los tuyos...

-¿Sólo un abrazo?

-Qué idiota eres 

(risas)

-Bueno, me tengo que ir despidiendo. Voy a cenar con mis padres, y mi madre me reclama.

-Vaale (voz de cachorrito triste) Te quiero mucho.

-Yo maaaas.

-No, creo que eso no es posible.

-Te quiero, hasta mañana Gonzalo.

-Hasta mañana princesa.


Salí de mi habitación y me encaminé al comedor.

La casa estaba impregnada de un delicioso olor a pasta.

-¿Con quién hablabas cielo?

Mi madre tan curiosa como siempre...

-Mujer, está claro. Hablaba con su noviete. ¿A que sí?

-Sí papá. Y ese noviete se llama Gonzalo. Bueno tengo muchísimo hambre, ¿empezamos?

Cariño, te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora