100 Letters Lost . [PAUSADA]

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"Seré fuerte, me despediré de ella y cumpliré nuestro sueño"

Repetía en mi cabeza mientras caminabamos hacia el lugar donde Gracie sería sepultada...

Cuando llegamos me encaminé hacia la urna de la pequeña, estaba nerviosa, mucho, pero me hice una promesa de que sería fuerte...

Al asomarme en el cristal mis ojos se aguaron, su tierno rostro, el cuál jamás olvidaría, estaba tán pálido como la nieve, sus lindos párpados cerrados, extrañaría sus hermosos ojos, los cuales tenían un brillo tan puro y especial, sus pequeños labios, tenían un tono azulino. Sin darme cuenta estaba hecha un mar de lágrimas...

- G-Gracie... - mis manos temblaban.

- Ven Maia - llamó mi padre.

- No, tengo que despedirme de ella - dije con voz temblorosa.

- Gracie, pequeña. Gracias, por tantas sonrisas que lograste sacarme, por haber sido como eras...
Todos te recordaremos con mucho amor... - hice una pausa.
Pero te prometo una cosa... - me empezó a temblar la voz.

- C-Cuando encuentre ese lugar donde siempre quisimos ir, veré el cielo, y buscaré la estrella más brillante, esa será tu estrella, p-pequeña...
Recordaré escribirte cada noche, para mi, tu y solo tu, serás la estrella más hermosa de el cielo...
Te extrañaré mucho, Moonie... - allí no aguanté y empezé a llorar, sentí unas manos que me ayudaban a levantarme, era mi hermano.

Desde ese momento, yo no hablaba, solo tenía mi mirada perdida, deseando que esto solo fuera un invento de mi imaginación.

(...)

Me encontraba caminando al lado de Mike, a paso lento, de camino hacia el auto. Estaba abrazada al brazo de el mencionado, en silencio.
Llegamos hasta el estacionamiento, estoy por abrir la puerta del auto, cuando escuché unas voces muy familiares.

- ¡Hey! Ven con nosotros, te llevaremos a un lugar - al voltear, divisé a mis amigos, sonreí, ellos lograban levantarme el ánimo en un abrir y cerrar de ojos.

De pronto veo a Kate, bajarse del auto, corriendo, yo hice lo mismo, y de un momento a otro estábamos unidas en un abrazo.

- Te extrañé, reina del ramen - dijo cuando nos separamos.

- Yo igual, Vainilla - si, Vainilla, la empezé a llamar así desde hace un año, ya que huele tan dulce como la vainilla, pero aveces es tan amarga como esta.

- Ven, vamos - extendió su mano hacia mi.

- Primero le diré a mis padres.

- Ve con ellos Maia, yo los llamé - dijo mi padre, sonriéndome.

- Gracias papá - le sonreí también.

- Bueno, adiós - después de eso, Kate me jaló de el brazo hasta el auto.

Nos subimos, y saludé a los chicos.

- ¡Mai! - Alex se lanzó sobre mi y me abrazó, mejor dicho, me asfixió.

- Oye cálmate, pecas, me matas - reímos.

- Lo siento, es que te extrañamos mucho - bajó su cabeza - y queremos apoyarte por lo que pasó.

- Mientras estemos juntos, todo estará bien - le dí una de mis extrañas sonrisas.

- Maia, ¿Que tal si me saludas? - Diego volteó su cabeza.

- ¿Celoso? - alcé una ceja.

- ¿Yo? Jamás - se notaba a kilómetros que mentía.

- Eres muy malo mintiendo, ¿lo sabías?