Cap. 8

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El fin de semana pareció evaporarse, cuando me quise dar cuenta ya era domingo por la noche y no había hecho nada.

Carla se iba al día siguiente a las 4 de la mañana y según lo que había dicho esta sería la última vez que estaría aquí. Nos explicó que durante esta semana vendrían un par de hombres que se encargarían de llevarse todas sus cosas. Ella solo había venido para empaquetar y dejar todo listo para ellos.

Seguía queriendo que se quedara, pero al mismo tiempo sabía que era lo mejor para ella. De todo esto dependía su futuro.

A la mañana siguiente cuando me desperté lo primero que hice fue ir a su cuarto con la esperanza de que todo eso fuera una broma, pero la realidad no era esa.

Baje a desayunar en pijama y encontré una nota de Carla pegada en la nevera.

Buenos días mocosa,

Seguro que aún no te has hecho a la idea de que me haya ido, por eso aquí te dejo mi nueva dirección de skype para que nos podamos ver. Sé que no es lo mismo, pero esto es mejor que nada.

Con cariño,

Carla.

Una sonrisa se me dibujo en los labios, me conocía tan bien que a veces daba miedo. Subí a mi habitación para prepararme para ir a clase.

Esta semana ya empezábamos con las clases, así que miré mi horario para saber que tenía que meter en la mochila. Genial, educación física a primera hora. Noten mi ironía.

Me acerqué a mi armario y saqué unos pantalones de chándal color gris muy oscuro, una camiseta blanca de manga corta que era de chico por lo que me quedaba dos tallas más grande y por último mis Nikes blancas y grises.

También saqué mi mochila para ir al instituto del armario de al lado y metí los libros necesarios para ese día, una libreta, un estuche y mi agenda. Me arreglé el pelo de manera que no me molestara para la clase de educación física y me fui, no sin antes coger mis llaves y los auriculares que Alex me regaló en la fiesta.

La caminata a clase no fue muy larga o al menos eso me pareció a mí. Al llegar no había mucha gente, me senté en mi sitio y guardé mi móvil con los auriculares en la mochila. Poco después llegaron Pili y Mili.

— Buenos días —dije con una sonrisa.

— Buenos días —dijeron ambos.

Al darse cuenta de que los había saludado se miraron extrañados.

— ¿Iris estás bien? —dijo Pedro confuso.

— Claro que no esta bien, no esta en su mundo debe estar enferma —dijo Gloria en tono preocupado.

— Ja ja ja muy graciosos —dije haciéndome la ofendida— Si lo sé no os saludo.

Ambos se rieron y poco después apareció por la puerta el profesor de educación física. Nos explicó que al principio de cada trimestre tendríamos que hacer unas pruebas físicas "no muy duras" y que al final de cada trimestre tendríamos que entregar un trabajo para poder aprobar la asignatura, en caso de no entregar el trabajo tendríamos un examen.

En la clase se hizo un silencio sepulcral al oír la palabra examen. Empezaron a mirarse los unos a los otros, el profesor explicó que los trabajos no serían complicados.

A continuación pasó lista y nos mandó al patio. Una vez allí nos puso a darle 10 vueltas al patio corriendo, en principio 10 vueltas no son muchas, lo malo es que nuestro patio es un campo de atletismo por lo que 10 vueltas es un suicidio, o al menos para mí.

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2021 ⏰

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Historia de una marginada socialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora