IV

1.4K 204 217
                                    

Joseph tragó en seco.

Su delgado cuerpo temblaba; la palma de sus manos se encontraban frías por el sudor. Los latidos de su corazón eran rápidos, parecía que su pobre órgano estaba a punto de salir de su pecho. Comenzaba a sentir nauseas que eran causadas por el miedo, por la presencia del demonio que se encontraba a menos de un metro de él.

Su mente estaba completamente en blanco, aún no procesaba que sí había funcionado. ¿Ahora ya crees en ello, Joe?

Amosdeo analizaba el rostro del muchacho, como si quisiera memorizar cada parte de él.
Acomodó su postura en la silla, esperaba realmente una respuesta del chico, pero éste no hablaba. Ya se había desesperado.

"¿Tienes modales, Joseph?" puso sus codos en la mesa. Quería tener una mejor vista de la cara del ya pálido hombre. La voz de Amosdeo era grave, algo que ponía aún más nervioso al pelirrojo.

"Yo... Sí, s-señor" dijo en apenas un susurro, pero fue lo suficiente para que el ojiverde escuchara. Joseph agachó su rostro, en verdad aquel tipo era intimidante.

"¿Entonces por qué no hablaste cuando te pregunté sobre tus deseos?" se agachó un poco hacia el menor. Inmediatamente Joe bajó su cabeza y pensó que lo más adecuado -y arriesgado- era decirle que no deseaba nada en verdad, tomar el crucifijo que se encontraba en su pared y rezar hasta que su voz se agotara para liberarse del demonio. Pero no lo hizo.

"Yo... Y-yo estaba n-nervioso" soltó. Una sonrisa ladina apareció en el rostro de Asmodeo.

"¿Por qué lo estarías? No te haré daño... A menos que lo quieras" dijo burlón. Joe abrió sus ojos ante lo último. Notó el nerviosismo que el chico tenía, se alegró por eso. Se levantó de la silla y caminó hacia el pelirrojo. Sus labios se acercaron a la oreja del contrario "Dilo, Joseph" su voz sonaba demandante, tan fuerte y grave. Joe sentía los escalofríos recorrer su cuerpo; desde su columna hasta la planta de sus pies. Era una sensación extraña.

"Q-quiero tener sexo, que me ayudes a cumplir mis fantasías" lamió sus labios, su mirada seguía agachada. Le daba pena y miedo tener que hablar con él.

"Mírame" ordenó. Con todo el temor del mundo que tenía levantó su rostro. Tenía a escasos centímetros la cara de Asmodeo, se sentía realmente intimidado por aquel demonio.

El rubio miró detalladamente cada parte del muchacho, como si quisiera recordarlo por un buen tiempo; sus ojos marrón, su piel pálida, sus labios color rosa... No dudó ni un segundo cuando sus labios rojos besaron la fría mejilla de Joe. El corazón de éste último se iba a salir en cualquier instante, y el demonio pudo sentirlo.

Es el demonio de la lujuria, pero eso no quiere decir que no sea un caballero.

Se separó de él, le regaló una media sonrisa y habló "haré que disfrutes todo lo que desees" Joe cerró sus ojos un momento, procesando todo lo que había hecho. Volvió a abrirlos pero él ya no estaba. Se fijó en cada rincón de la habitación pero no había rastro de él.
Frotó sus manos contra sus ojos, todo fue una locura. Recargó su cabeza en la mesa para descansar, no pasaron ni dos minutos cuando su puerta se abrió. Volteó hacia ella, estaba levemente abierta. Dirigió sus piernas temblorosas a la puerta café para poder cerrarla.
Al mirar su cama notó a un hombre y una mujer besándose descaradamente; el varón tenía sus manos en el cuello de la chica, mientras ella pasaba sus dedos por el pene del chico.

Tragó en seco, ambas personas lo miraron invitando a que se uniera, al fin y al cabo era una de las tantas fantasías que Joe tenía.

Los dos se acercaron a Joe.

La mujer empezó a besar los labios de Joe, él muy torpemente pasaba sus grandes manos la cintura de ella. El varón y la mujer quitaron con habilidad la ropa que Joe vestía. La lengua del hombre castaño recorría toda la espalda de Joe, lamía cada parte de él. Llegó hasta el trasero de Mazzello, lo mordía y besaba.
La mujer succionaba la lengua de Joseph, se separó de él y Joe gruñó.
Bajó hasta el pene de éste y comenzó a lamerlo. Mientras ella pasaba su cálida lengua por el glande del pelirrojo, y el chico castaño lamía la entrada de éste, Amosdeo observaba desde el rincón a Joseph.

Sí que lo estaba disfrutando.






--------------------
No sé escribir smut:( jajaja creo que es un problema muy grande en mí.
Perdón por tardar en actualizar jajaja:(

Btw, estaba pensando en hacer un maratón pq tardé mucho en actualizar, al igual que tengo pensado hacer otra fic pEERo maylor ajsjsj


a s m o d e o (hardzzello)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora