Justin Timberlake | One Shots

Despedida

Narra _______:

Mañana Justin se va oficialmente de gira, me quedaré algunos días en casa ya que tengo que arreglar algunas cosas de mi pasaporte.

Durante la tarde estuvimos caminando en el parque y platicando sobre algunos asuntos pendientes. Llegamos a casa y encendimos la televisión de la sala.

— ¿Qué quieres ver en la televisión? — preguntó Justin buscando un canal interesante.

— No lo sé, ¿El noticiero? — dije riendo y dejando solo a Justin en el sofá.

— No me dejes, hagamos algo juntos antes de que me vaya.

Regresé a la sala, esta vez tenía puesta una bata de dormir. Justin volteó a verme y me dió una sonrisa.

— Creo que ya sé que haremos ahora — dijo mientras se acercó a mí.

Nuestros labios se tocaron, el beso empezó lento hasta que subió de tono.

— ¿Te parece si vamos a la habitación? — dijo entre besos.

Yo solo asentí, Justin cerro la puerta con su pie, me recostó sobre la cama, se quitó su camiseta y empezó a besarme en el cuello. Sus manos pasaban por mi espalda dejando que yo me estremeciera de placer.

— ¿será una despedida? — dije entre jadeos.

— Tómalo así, ¿Segura que quieres esto? — preguntó y dió una pausa a sus movimientos.

— Te deseo, hazme tuya — dije  mientras resbalaba mi bata sobre mis curvas.

Poco a poco las prendas fueron haciéndose a un lado, tocaba cada centímetro de mi cuerpo dándome placer.

— Espero que te agrade — dije con voz agitada.

Me metí entre las sábanas y busqué su grande miembro, primero lo empecé a acariciar en círculos, podía escuchar los pequeños gemidos que salían de su boca.  Para seguir toqué la punta de su miembro con mi lengua de a poco empecé a succionar todo, sentía bien hacerlo, él agarraba mi cabeza para que no dejará de hacerlo. Poco a poco fui subiendo a su pecho.

Justin se puso encima de mí, no dudó en poner su miembro en mi intimidad, empezó lento a los segundos después fue más rápido, la habitación estaba llena de jadeos nuestros. Cuando llegamos al clímax nos recostamos en la cama con la respiración agitada, él cubrió mi cuerpo con la sábana.

— Fue lo mejor que pudimos hacer — mencionó con una sonrisa.

— Sí, pero ahora debemos descansar, mañana tendrás un largo viaje.

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