4- Día 1🌕

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—Te amamos, JiMin. Cuídate.

—Si me amaran no me hicieran ésto.

—Exactamente lo hacemos porque te amamos y necesitamos que cambies, amor. Nos vemos el viernes, bebé.

Sus padres caminaron hacía el auto y luego, se fueron.

Suspiró y entró arrastrando su maleta.

—Bienvenido, joven Park—la mujer de voz chillona volvió a aparecer— Te llevaré a la habitación. Tu compañero ya está ahí.

Siguió a la mujer y se adentraron más a el edificio. Subieron a el piso tres.

—Buena suerte— le dijo y abrió la puerta para que el peli gris entrara.

Cuando estuvo dentro escuchó como la puerta era cerrada con llave.

Suspiró y caminó por el pequeño departamento. Había una salita de estar en la cual estaba un sofá negro.

—Hola— volteó hacía lo que parecía la cocina y vió a el pelinegro del otro día— Parece que seremos compañeros.

—¿Qué te hace pensar eso?— Preguntó sarcástico rodando los ojos.

Jungkook sonrío y volvió a la cocina. El menor cerró los ojos con fuerza a el ver la bella sonrisa del chico. Desde el sábado no podía dejar de pensar en esa sonrisa. El domingo estuvo distraído por completo sólo pensando en esa sonrisa.

—¿Tienes hambre?

—No— respondió caminando hacía lo que se supone que era la habitación.

Habían dos camas pequeñas y un armario.

Empezó a sacar sus cosas de maleta y las ordenó. La ropa de JungKook ya estaba allí.

Se acercó y la fragancia de la ropa lo atrajo.

Pegó su nariz en un suéter amarillo y lo olió.

—Es Downy.

Saltó a el escuchar la voz del mayor y lo vió en la puerta.

—¿Eh?

—Mi ropa la lavo con Dawny.

JiMin se sonrojó por haber sido descubierto y se dispuso a arreglar sus cosas.











El peligris estaba en el sofá jugando Mario Bros en su celular.

—¿No se supone que no podíamos usar celular?— su compañero lo sacó de la tranquilidad.

—Si pero...— suspiró— Mis padres no tomaron eso en cuenta— siguió jugando.

—¿No quieres hablar?— tomó asiento a su lado.

—¿Por qué querría hablar contigo?

—Se supone que vinimos a convivir con el otro, JiMin.

El menor lo miró con el ceño fruncido.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Se lo pregunté a la señorita, Lee— sonrío.

—No me interesa hablar contigo.

JiMin lo miró unos segundos y luego, se fué a la habitación.

—Maldita tierna sonrisa de conejo— maldijo tirándose en su cama.






















Besos💜

Proyecto Humanidad⌛ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora