Prólogo

1K 65 5
                                    





Él siempre la contemplaba en silencio: su pelo largo, lacio y enmarañado cubría parcialmente esos misteriosos ojos caídos, que le daban un aspecto cálido y relajado.

Zeke siempre se preguntaba porqué ella permanecía en su asiento hasta que él se iba. A veces, parecía que lo hacía a propósito para esperarlo... o eso quería imaginar.

Se sentía tan extrañamente ensimismado en su pequeño rostro, que lo único que quería hacer era tomarla de la mano, y llevarla a pasear en su auto de último modelo para ir a tomar una cerveza o fumar un par de cigarrillos.

Pieck, por el otro lado, lo detestaba. Bueno, no en realidad: sólo no le gustaba que ese muchacho de pelo rubio y barba tupida permaneciera tanto tiempo en la biblioteca. Y cada día, ese chico de pelos dorados se sentaba frente a ella, en la mesa de la biblioteca; le sonreía, sacaba sus cosas, y Pieck se limitaba a clavar la mirada sobre sus libros de filosofía. Pero en realidad, ansiaba profundamente que el muchacho se fuera pronto para que ella también pudiera irse a casa.

Así, cada día después de clases, dos mundos no tan opuestos se encontraban frente a frente, tan sólo separados por una mesa rectangular y un par de libros de filosofía.

Sólo Entre Nosotros (pieckxzeke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora