diario de dos hámsters malhablados ─ kookmin

five

Jimin

Hoy nos están lavando la jaula y, por ende, nos meten a una bolita para que no nos perdamos.

Eso traduce: ¡Estar alejado de JungKook por al menos media hora! ¿Puede haber algo mejor? No lo creo.

Sin embargo, JungKook siempre encuentra una manera de joderme.

Metafórica y literalmente.

Comenzó a seguirme y a darme por atrás (ustedes, putos pervertidos, no me refiero a eso) con la bola, haciendo que me desviara de mi objetivo principal: llegar a la parte de atrás del sofá.

Literal me golpeaba y salía disparado para el lado contrario al sofá. Como si no fuera suficiente tener que aguantarlo todos los putos días intentando metérmela —debería cagar la próxima vez que lo intente para que se le caiga el nepe— para que ahora vaya por ahí jugando al Tom y Jerry conmigo cuando yo no hago más que mandarlo a la mierda.

La terraza de JooE es gigante. Es incluso más grande que la propia casa de ella; así que debo aprovecharlo.

Me voy a esconder por ahí, para que no me encuentre y le dé una trombosis del susto. Como un karma por dejarme caer de cara al piso, la muy zorra se lo merece.

Por perra.

Incluso logré que JungKook me perdiera de vista. ¿O es porque se quedó dormido en la bolita? Che vergogna! ¿Quién se queda dormido en una bolita de ejercicio? Y luego el gordo soy yo, no mamen.

JooE pasó alrededor de diez minutos buscándome, sin darse cuenta de que estaba justo debajo de la hamaca, al lado de la orquídea de su madre.

—¡Jimin! Where are you? You stupid motherfucker! ¡Esperá a que te encuentre! Perché sempre questo mi... —se me queda mirando como la güeva que es y yo sólo observo la cara de realización que pone al saber que estuve todo éste tiempo aquí—. There you are.

Mi gozo duró poco cuándo me saca de la bolita y me introduce a mí ahora limpia jaula y JungKook no espera ni a que termine de bajarme de la mano de JooE para comenzar a montarme.

Merda.

Perché questo mi succede sempre?