Churros con dulce de leche y donas glaseadas con fresa

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La única pieza discordante de ese lugar era el sofá de pana negra que había metido de contrabando, luego de varios días de experimentos allí sin tener un lugar donde hechar un pestañeo decidió que ya era hora y lo hizo, sabe que Tony Stark no se dio cuenta porque en ese momento era la misma definición de caos, pero ahora, acostado en ese sillón por un momento pensó que cuando llegara de donde quiera que haya ido a parar con los demas y viera todo despejado su mirada se centraría un momento en el objeto y luego en su persona preguntandole en silencio todo, fuera de ese aterrador pensamiento y la constante idea de que lo echo de su propio lugar, lo escuchaba en su cabeza decir "ni en mi taller puedo estar agusto", fuera de todo eso se encontraba garabateando en una pequeña libretita otras ideas aún más escalofriantes para su persona, su pelo estaba atado en un bollo sobre su frente para que no se le pegara con el sudor mientras limpiaba y ordenaba toda la modesta estancia, aún seguía así porque encontraba una perdida de tiempo quitarlo.

Sus ojos recorrían una y otra vez el papel, a veces se quedaban fijos en una sola parte toda rayada que alguna vez dijo <<Señor Stark, tengamos sexo>> y que aún ahora se preguntaba cómo fue capaz de hacerlo, otras veces se paseaba por las opciones tachadas que alguna vez intento <<¿Podemos acostarnos?>> <<¿Le gustaría probar estar con un hombre?>> <<¿Señor Stark y si probamos hacer ejercicios nuevos?>> Y un montón de otras cosas como <<¿Le echo paté a su pan? La verdad tengo el gusto culposo de apretar el paté>>  que el hombre no logro procesar como una sucia propuesta de parte de un adulto joven.

Ya no podía seguir pensando en eso, porque sino luego pasaría a pensar en otras cosas para cuando dicho día llegará, un plan que había formulado después de mucha observación del millonario, como un minuto a minuto.

Una ducha fría sería su mejor opción, a ver si así se bajaba la jaqueca que se estaba provocando y luego se prepararía algo para calmar ese diente dulce que venía con la ansiedad, el mejor pack que pudo conseguir.

Con el aceite caliente hasta decir basta y todas las ganas de salir de allí victorioso se puso a hacer churro tras churro y dona tras dona, con la música sonando a todo dar pero incapaz de sobrepasar sus apabullantes pensamiento, el sabía de corazón que si lo lograba, de alguna forma, sería algo de una sola noche, el señor Stark no gustaba de las relaciones largas, cuando el traía mujeres a su recámara a veces las escuchaba aullar pero sabía que si las hacia sentí así era por qué el también se sentía bien, lo sabía ya que por las mañanas se molestaba al verlas aún en su cama todas coquetas intentando repetir en cualquier momento, pero al final siempre salían refunfuñando con lenguaje de albañil, sabía que se tenía que ir antes de que el despertara, también sabía que no debería volver a mencionar el encuentro, una vez antes de una junta una mujer sin un pelo de fealdad se lo recordó en modo de juego y ni hablar del trato que no cerro solo por eso.

Un gotita de aceite lo hizo saltar y volver a la realidad en la que estaba, no había nada ya en el aceite pero se había quedado parado allí por mucho tiempo, apagó la cocina y llevo sus creaciones al mesón para empezar con la verdadera magia, el no sabía bien como hacían los churros o como metían el relleno, pero él se las arregló para dejar el espacio con un pequeño Fierro, y darle la forma con una manga a cada uno de esos churros antes de cocinarlos, ahora al retirar el Fierro tuvo un poco de dificultad, agradecía haberlo bañado en mantequilla antes de todo, sus manos hicieron presión sobre la manga que tenía el dulce, llenando cada uno hasta que se desbordara, sus dedos tomaban cada uno con sumo cuidado para no romperlos con su fuerza, era una buena práctica para sus ramos de laboratorio en la que se necesitaba una impecable fineza, baño las donas, no pensaba rellenarla por qué si su mentor llegaba a probarlas y estaban mal se iba a poner histérico con lo exigente que era con las donas, sobre una rejilla que daba a una fuente comenzó a esparcir la cubierta de un rojo espeso y cargado con sabor a fresa.

Las miro secar con la mente en blanco, hace tiempo ya que no escuchaba el complejo tan vacío, le agradaba estar allí, sentía que podía estar en paz, que si se metía en algo muy grande no tendría miedo de involucrar más personas con él porque esas personas eran capaces de cuidarse y cuidarle a él también, nunca pensó llevarse bien con ellos la verdad, la gente le solía decir que era muy irritante así que a pesar de haber luchado con ellos y estar pavoneandose de manera mental, no guarda esperanza de caer muy bien.

Siempre que pensaba en eso gustaba de apilar cosas, le daba un poco de paz, tomo una dona y la dejo en el centro del plato, empezó a encajar un churro en el centro, el espacio era mucho para que se mantuviera firme, fue una sorpresa que le hayan recibido como si fuera uno más y no solo el joven parlanchín con crisis verborreica, tomo un churro más y vio que no cabía en el interior así que se dispuso a ponerlo en los bordes, cuando llegaron los exiliados pensó que sería incómodo y que la incomodidad sería mutua, pero se dio cuenta que al final eran muy agradables y que la historia era muy distinta para ambos lados porque siempre iba a depender de los miedos que tengas las decisiones que tomas. Pescó más churros y también los puso cargado en el churro principal y se separó lentamente de él, viendo como quedaba la pirámide que hizo.

Entre los espacios que quedó vio el churro inmóvil en el centro, la dona se había manchado un poco de dulce de leche pero seguía brillante, le gustaba ese glaseado en específico, el efecto espejo que vio en Youtube hacia que todo sea más llamativo, eso le dio una idea que sería la última que intentara, su última opción y si no funciona culparia al destino y se rendiría con él.

¿Y si... Me mete el churro en la dona? [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora