«Capítulo 4»

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Wonwoo caminó a paso rápido hasta el baño, donde se encerró en uno de los cubículos. El portazo que dio hizo eco en el desierto lugar, cortando el silencio que hasta entonces reinaba. Se sentó sobre la tapa del inodoro, atrajo las rodillas hacia su pecho y escondió su rostro entre ellas. Lo de Mingyu había sido demasiado.

¿Cómo pudo ser capaz de hacer algo así? Aún no lo podía entender.

Le había abierto su corazón y lo había dejado entrar, había confiado en él y el moreno simplemente había destrozado todo en unos minutos. La cabeza le daba vueltas y sentía una presión dolorosa en el pecho. De repente, escuchó cómo la puerta del baño se abría, alguien entraba, daba el agua y después, tocaba la puerta de donde estaba.

Se había pasado toda la mañana escapando de Minghao. Luego de salir corriendo y entrar al salón de baile, se topó con dos de los miembros del club. Claro que con lo que no había contado era que el castaño saliera sólo unos minutos después que él y que le pidiera unos momentos para hablar.

Le entró el pánico.

¿Qué le iba a decir? Porque era más que seguro que Minghao le pediría explicaciones por lo acontecido en los vestidores, y para esas alturas, Junhui ya no sería capaz de seguir conteniendo sus sentimientos y le terminaría soltando que lo quería más que a nada en el mundo, que no quería que estuviera con alguien más y que tenía celos. Sin embargo, se negó, alegando que ya habían llegado los otros y que era momento de practicar.

Así fue durante toda la mañana. El menor lo buscaba para hablar y Wen le daba una excusa tras otra, hasta la hora del almuerzo. Para ese momento, Junhui se había quedado sin peros, por lo que había optado por lo único que le quedaba. Tendría que huir cual ladrón, cosa que en realidad era.

Su mejor opción había sido el baño, al cual entró cerrando la puerta tras de sí para luego dejar escapar un largo y profundo suspiro. Fue hasta el lavamanos y se disponía a lavarse la cara cuando escuchó ruidos. Alguien susurraba palabras inaudibles y él creía saber de quién se trataba.

—¿Wonwoo? —preguntó en voz alta, mirando a su alrededor por si alguna puerta se abría, pero no fue así. De todas maneras, estaba seguro de que se trataba de su amigo—. Si no contestas, voy a entrar —amenazó de forma juguetona.

—No vas a poder, la puerta está con llave —dijo el menor con una voz muy grave. Lo que no sabía, era que le había dado a su mejor amigo su ubicación exacta.

—¡Eso es lo que tú crees! —exclamó el chino mientras se acercaba a la puerta desde donde había salido la voz del contrario y trepó haciendo el menor ruido posible. El ser bailarín le hacía más ágil y flexible, por lo que la subida no le supuso ningún problema.

Una vez arriba, miró hacia el interior y vio a Wonwoo acurrucado sobre el inodoro, abrazándose las rodillas.

—Pareces un gato asustado —soltó con burla desde arriba, sorprendiendo al delgado chico.

—Y tu pareces un mono salvaje —replicó cuando se hubo recuperado de la sorpresa.

Ambos sonrieron.

—¿Puedo pasar? —preguntó Junhui.

—Claro, no pensarás quedarte ahí.

El de cabellos marrones amarillentos bajó fácilmente hasta donde se encontraba y lo empujó un poco para que este le hiciera un espacio donde sentarse. No había mucho, por lo que terminaron sentados sobre la tapa del inodoro espalda con espalda, cada uno mirando hacia una de las paredes laterales del cubítrasero.

Secret Admirer ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora