El porque de muchas cosas y el inicio de una verdadera amistad

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Cuando desperté a la mañana siguiente, no reconocí el lugar en donde estaba, sentí pavor de despertar en Tijuana, pero una discusión fuera de la recamara me confirmo que seguía en Nuevo Toledo y al parecer en casa de los Carmenara, ya que eran ellos los que discutían. No entendía mucho de lo que hablaban, Tania sólo repetía algo así como que: "siempre era igual, que por eso nunca tenían amigos y que buscara la manera de arreglarlo"

Axel entró a la habitación muy serio, recogió ropa del piso y me la arrojo a la cara.

-Vístete. Esto no estuvo bien.-dijo sin mirarme- Lo mejor será que te vayas.

Ahí fue cuando entendí porque había despertado ahí. Axel y yo nos habíamos acostado la noche anterior, después del beso mientras jugábamos videojuegos en la sala, subimos y pues nos dejamos llevar por la pasión del momento y terminamos en su habitación. Apresure a vestirme, Axel se había encerrado en el baño, intenté razonar con el pero él sólo me rechazaba.

-Axel, fue un impulso de ambos, vamos no es como que te vaya a denunciar por acoso sexual, pero vamos a hablarlo como adultos que somos.

-Qué no fui claro cuando dije que te fueras? Entiende, esto no debió pasar- se quedó callado por un momento y continuó.- Coqueteé contigo por diversión, sinceramente jamás pensé que aceptarías la apuesta. Pero fuiste demasiado fácil de convencer, no fuiste un reto para mí. Ni creas que alguien como yo se fijaría en ti. No eres suficiente para mi, además ni estuvo tan chido anoche.

Sus palabras no fueron tan hirientes como el tono tan arrogante con el que me hablo, eso fue lo que en verdad me hizo sentir mal, hasta sentí el veneno dentro de mi con cada palabra de desprecio que salía de su boca. Salí de la habitación sin decir nada y fui a la sala a recoger mis cosas, quería salir rápido de ahí. En la cocina estaban Tania, Zombie y Pepe desayunando, Tania me ofreció quedarme a desayunar pero inventé que tenía que hacer una videollamada y necesitaba ir a mi casa. Ella se me entrego mis cosas y me acompaño a la puerta.

-Segura que te vas por la videollamada?- preguntó posiblemente leyendo en mis ojos que estaba mintiendo, pero sin preocupar a los demás.

-Si, perdón, en otra ocasión me quedo a comer, nos vemos.- Me despedí como pude y salí hacía mi casa.

Al llegar cerré todo, puse música y me solté a llorar en un sillón. No podía comprender porque Axel me había dicho eso y de esa manera. Mi playlist triste siguió su curso y me quede dormida de pura tristeza. Me despertó el celular unas 3 horas después. Tenía mensajes de Zombie y Pepe, pero no tenía ánimos de contestarle a nadie. Escuché que alguien tocaba a la puerta y fui a ver quién era. Para mi sorpresa vi que era Tania la que llamaba. Abrí creyendo que era algo de los Cuervos.

-Sabía que no estabas bien.- Me dijo apenas y abrí la puerta.

-No quiero sonar grosera, pero qué haces aquí?

-Zombie y Pepe están preocupados, además sé lo que paso con mi hermano.- me sonrojé porque no esperaba que la pequeña aventura de anoche ya fuera del dominio público.- No te preocupes, ni Zombie, ni Pepe saben de eso, puedo pasar? Traje nieve.- Me hice a un lado y la dejé pasar.

-No intentes justificar a Axel que él ya está grandecito para hacerse responsable de lo que dice.

-Esa no es mi intención. Fue un idiota por lo que te dijo.

-Él te contó?

-Si, pero ese no es el punto de mi visita. Estoy aquí para contarte una historia que te resolverá muchas dudas.

-A qué te refieres?

-A nuestra historia o las posibles causas que ocasionaron que Axel y yo seamos un par de hocicones insoportables.

-No entiendo muy bien tu propósito pero bueno, estoy de ánimos para comer nieve y escuchar algo más que mi miseria- respondí entre confundida e irónica. Tania se acomodó en el otro sillón, tomo algo de nieve y comenzó su relato.

"Creo que todo comienza desde antes de que Axel y yo naciéramos. Mamá tuvo muchas complicaciones con el embarazo, principalmente sufría de anemia. Cuando nacimos ella estuvo 2 semanas internada, según mi abuela, nosotros no necesitamos estar en incubadora, a pesar de haber nacido un poco antes de tiempo. Después de que mamá fue dada de alta, dice mi abue que papá se volvió muy sobreprotector con los tres, supongo que fue por el miedo que sintió por casi perdernos. De hecho nuestros primeros 4 años de vida los pasamos aquí en Nuevo Toledo, porque papá era jugador de los Cuervos y no quería perder ninguna oportunidad para estar con nosotros. Siempre estábamos en entrenamientos y partidos. Y cada que podía papá nos hacía posar con él para periódicos y revistas. Recuerdo ser muy feliz aquí.

Cuando terminamos segundo año de preescolar, nos fuimos a vivir a la Ciudad de México, papá se había retirado del futbol y se tomaría un año de descanso, que lo aprovecho como nunca para estar con nosotros y con mamá. Recuerdo que en Navidad, nos dieron la noticia que tendríamos un nuevo hermano o hermana, que llegaría en junio o julio. Axel y yo nos pusimos muy contentos, pero mamá volvió a tener el problema de la anemia pero mucho peor. Yo la recuerdo muy pálida y bastante delgada para una mujer embarazada.

En nuestra graduación de preescolar y a pocas semanas de que naciera nuestro hermano, que según mi abue, él si se iba a llamar Rodrigo, mamá se puso mal y se la llevaron en ambulancia. Recuerdo como las maestras trataban de consolarnos diciendo que todo estaría bien. Qué mentira!

Mamá y nuestro hermano fallecieron esa misma noche. Papá quedo destrozado, recuerdo verlo llorar por toda la casa, pero cuando intentábamos acercarnos para tratar de consolarlo, no nos ponía atención y terminaba por encerrarse en su cuarto. Desde entonces papá cambio con nosotros, cuando teníamos miedo corríamos a su lado pero no nos hacía caso, para dormir usaba medicamentos tan fuertes que nunca escuchaba nuestros llantos. Ahí fue cuando Axel y yo nos volvimos más unidos y comenzamos a cuidar uno del otro. Cuando llovía fuerte, él me dejaba dormir en su cama, de hecho todavía sucede.

Cuando entramos a la escuela tuvimos muchos problemas por indisciplina, pero papá nunca hizo nada para ayudarnos, si algo no le gustaba, nos cambiaba de colegio o sobornaba maestras. Nunca tuvimos amigos, pero nuestras fiestas eran legendarias porque papá invitaba a todo mundo, así que muchas veces nos hablaban por conveniencia. Y así fue hasta que en la prepa nos envió a estudiar en Canadá pero allá no podíamos comprar amigos y nadie nos aguantaba por presumidos y arrogantes. La verdad es que no teníamos ni idea de cómo hacer amigos. Y si te has dado cuenta hasta la fecha. Papá nunca se ocupó de nosotros y todo lo quería arreglar a billetazos. Creo que nos ve culpables de la mala salud de mamá desde que se embarazó de nosotros hasta su muerte, además recuerdo que a Axel le hablaba muy feo, como con desprecio cada que podía, a mi simplemente no me hacía caso. No sé si tenga que ver con que no pudo conocer a Rodrigo o algo más.

No nos quiero justificar con esta historia, pero creo que mereces saber esto para que puedas entendernos un poco. No podemos recordar muy bien cuando fue que alguien más se preocupara por nosotros. Pero ustedes salieron a defendernos ayer y bueno, creo que es lo más cercano a que alguien nos tomará en cuenta.

Con respecto a Axel, desde que cumplió 18 trata de comportarse como un fuckboy, pero no le sale, termina siendo él el utilizado y por ende sale lastimado, lo que te dijo fue porque no quería que le hicieras daño."

Miré a Tania en silencio por un minuto, tratando de procesar todo lo que acababa de contarme y pues sí, tenía un montón de dudas resueltas ahora. Zombie tenía razón, a los dos les faltaba una amistad de verdad. Me levante y la tomé de las manos.

-De verdad agradezco que abrieras tu corazón y me contaras esta historia, y si, me hace entender muchas cosas. Te consideré mi amiga desde que le arrojaste esa galleta a Moisés para evitar que me hiciera algo- miré su cuello, donde quedaban moretones.

-No te preocupes, eso se borrará.- sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y me abrazo- Gracias de verdad, por defenderme ayer y por escucharme hoy.- la abracé con más fuerza y nos soltamos a llorar juntas.

-Por qué lloras?- pregunté en medio de la histeria

- No sé, tú empezaste.

Y fue así como comenzó mi amistad con Tania, con el hocico manchado de chocolate y llorando por todo y por nada a la vez en la sala de mi casa. 

Y todavía preguntas si te quiero...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora