Epílogo

224 16 2
                                    


CAPÍTULO FINAL

Creo que estaba en tercer grado, cuando mi escuela primaria me puso en el anual de navidad.

Creo que fui uno de los nueve renos; creo que fui un bailarín.

Pero recuerdo haber estado allí en ese escenario de mal estado, y recitar mi juego de palabras para un público de tal vez un centenar de padres de familia, y me sentí como una estrella.

Era maravilloso, escuchando todas esas personas aplaudiendo para mí, al ver las cámaras parpadeando aquí y allá.

Pero también recuerdo que inmediatamente después de la obra, cuando todos mis amigos estaban felices tomándose fotografías con sus padres.

Todavía puedo sentir la envidia punzandome mientras veía a mis amigos recibir grandes cantidades de flores por su pequeño desempeño.

Quería flores.

Quería que alguien se sintiera orgullo de mi, alguien que reconociera lo especial que era como bailarín.

- _____, ¿Dónde está tu mamá y tu papá? -Ellos me preguntaban una y otra vez.

- Muertos. -Queria llorar, antes de patearlos en las rodillas y salir corriendo.

Fue la sensación más surrealista dirigirme hacia la puerta principal de la casa de los chicos con la esperanza de ver a mi padre.

" ____, tu padre no puede estar aquí, pero el te quiere mucho." Podía escuchar a mi madre diciéndome mientras estaba en la cama del hospital.

Quería creerle.

Pero el había tenido 18 años para buscarme. 18.

Todavía sentía poco dolor y resentimiento hacia Daniel Harper.

El me tenía que comprar un montón de flores para compensar los agujeros de mi infancia.

Pero la emoción y la alegría que sentía por las posibilidades de finalmente tener una figura paterna superaban las de amargura mientras abría la puerta.

-¿Hola? -Pregunte sin aliento, mis ojos muy abiertos.

- ____ - Respondio con una pequeña sonrisa.

Supongo que en el fondo de mi mente yo había esperado verlo todo un desastre después de ser amenazado, básicamente, en su propia casa, pero fue todo lo contrario.

Llevaba un suéter de color verde oscuro bosque con unos pantalones de color caqui y unos zapatos de color marrón oscuro. Se veía bien vestido. Su cabello rubio combinaba con el color de Sammy, y sus cálidos ojos verdes que me miraban combinaban con el color de los míos. Era mi padre, el mismo hombre de las fotografías, excepto con los círculos oscuros abajo de sus ojos.

El hombre que había escrito el diario.

El hombre que había echo a mi mamá sentirse viva y aventurera hace mucho tiempo.

El hombre que había empujado a Masón DeFarge hasta el punto de un asesinato vengativo.

-Um- Tartamudeé, sin saber por dónde empezar.

¿Nos abrazamos ahora?

¿o nos damos la mano y forzamos sonrisas incómodas?

¿Hablamos de la vida tomando una taza de café?

¿O seguimos pretendiendo que el otro no existe?

- Uh, Sammy está adentro, por si quieres recogerlo.- Logré decir, tocando las puntas de mi cabello.

Rescátame -Zabdiel De JesúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora