Capítulo 6

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Chloé salió del centro comercial con tres bolsas de compras en mano, cortesía de Adrien por ser tan buena amiga. La Bourgeois dijo adiós al modelo y emprendió su rumbo hacia su departamento, después de cuadra y media se arrepintió de no haberle pedido al Agreste que le acompañara, lo habría hecho si Adrien no hubiera recibido una llamada de la empresa aparentemente urgente.

La rubia tragó duro y aceleró el paso, dobló en una esquina y trató de sonreír con amabilidad a la gente que transitaba por si algo le ocurría y alguien tenía la maravillosa idea de auxiliarla. Estando a pocos metros de cierto callejón lo reconoció al instante, era el mismo en que Nathaniel la había metido días antes y le sacó el peor susto de su vida.

Agitó su cabeza y trató de desaparecer aquellas ideas poco amigables, sin embargo, al escuchar quejidos provenientes del mismo callejón no pudo evitar mirar aun con un escalofrío recorriendo su columna.

Se mordió la lengua para reprimir un grito al distinguir la escena: dos hombres fornidos, de traje golpeaban a un joven que se veía tan enclenque en comparación. El chico escupió al suelo e hizo el intento de levantarse para hacerle frente a los agresores, no tuvo éxito pues fue enviado al suelo nuevamente.

—Te lo ganaste... a Papillon no le gusta que lo engañen —declaró con voz gruesa uno de los hombres mientras se agachaba y tomaba al pobre muchacho del cabello obligándolo a verlo a la cara.

Entonces Chloé supo de quién se trataba, era Nathaniel, algo en su interior hizo que su cuerpo se descongelara y empezó a trotar hacia ellos. Su parte racional estaba inactiva.

—¡Paren! —pidió la rubia cuando estuvo más cerca—. Por favor, déjenlo en paz. Él les pagará todo lo que debe, pero no podrá si lo matan.

—¿Chloé? Carajo, vete de aquí —ordenó con dificultad el pelirrojo, aunque quería sonar autoritario más bien fue febril.

—¿La princesa Bourgeois es tu novia? Que guardadito te lo tenías, Kurtzberg —dijo burlón el otro hombre dándole unas palmadas en la cara.

—¿Eso quiere decir que hoy mismo tendremos el dinero de Papillon?

—Me temo que no, pero lo recibirán pronto... Mientras —Chloé tomó una de las bolsas dejando caer las otras dos, de su interior sacó una caja—. Tomen esta cafetera como garantía, vale seis mil, es muy novedosa y podrán disfrutar de un buen capuchino.

Los hombres se miraron y luego volvieron la vista a la chica cuyo rostro reflejaba miedo y desesperación, al menos la poca iluminación evitaba que lo notaran.

—Aceptaremos por ahora, tuviste suerte, mocoso.

Dicho eso le arrebataron la caja a Chloé y ambos hombres empezaron a caminar para salir del callejón. Cuando la chica recobró el sentido inmediatamente se puso de cuclillas para ayudar a su amigo.

Nathaniel se quejó cuando Chloé revisó sus heridas, quería decirle de cosas, que no la necesitaba, pero no podía, quizás era por el dolor en su pómulo y en estómago. Cada vez se sentía más débil, como si todo a su alrededor se desvaneciera lentamente.


Nathaniel despertó y lo primero que vio fue un techo blanco, se incorporó a medias notando que estaba en una habitación que no era la suya, las paredes amarillas le indicaron pensar en una sola persona: Chloé. Lo único diferente a la primera y última vez que echó un vistazo al cuarto de la chica era la ausencia de la misma y que ahora había un colchón en el cual se encontraba.

Miró sus manos vendadas ligeramente manchadas con su sangre, sin duda el daño de sus nudillos le reiteraban que la pelea no fue muy justa.

Se levantó de la cama improvisada llevándose una mano al abdomen notando que también tenía algunos vendajes. Salió del cuarto y caminó por el pasillo, empezó a escuchar la voz de la chica que lo salvó muy estúpidamente.

[HIATUS] Nuestro Desastre | Nathloé [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora