Capítulo 9

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Chloé miraba con atención su armario, por cuarta vez pasaba su vista de una prenda colgada a otra. Tenía cuatro conjuntos nuevos a elegir y aunque antes de ducharse había tomado una decisión ahora se encontraba dudosa con una toalla cubriendo su cuerpo y su cabello aun goteando.

Incluso parecía que se olvidaba del avance del tiempo pues le quedaban treinta minutos para alistarse y recibir a Nathaniel que la llevaría a esa fiesta de cumpleaños de alguien que no conocía.

¿Ese brillante vestido negro con la espalda descubierta era demasiado? ¿Qué pasaba con la blusa blanca con encaje en el escote y un pantalón formal de color rojo? O tal vez funcione ese top amarillo brillante con una falda entallada del mismo color. Y ese vestido con escote corazón de seda azul en un tono que combina con sus ojos, cintura alta y falda baloom sin duda también tentaba su faceta vanidosa.

Mordiéndose el labio inferior optó por el último conjunto, al probárselo se miró al espejo observando lo bien que se veían sus piernas descubiertas estilizadas gracias a las plataformas que hacían lucir su reciente sesión de pedicura, cortesía de Sabrina.

Sonrió a su reflejo y prosiguió a recoger su cabello en un moño dejando algunos mechones sueltos que intentó enchinar sin mucho éxito, una vez más estaba contenta con su trabajo. Estaba a la mitad de su maquillaje cuando escuchó el timbre, angustiada miró su celular y vio que faltaban cinco minutos para la hora que había acordado con Nathaniel.

Salió del baño para dirigirse a la entrada y abrir la puerta encontrándose con el muchacho que esperaba. Kurtzberg vestía una camisa turquesa con un pantalón de vestir negro mate, además llevaba unos zapatos elegantes del mismo color.

—¡Nath! Llegas a tiempo... Pasa por favor —solicitó haciéndose a un lado para que el muchacho pasara.

—Por poco y no —bromeó el pelirrojo dedicándole una sonrisa en cuanto sus miradas se volvieron a encontrar.

—A mí me han agarrado las prisas, pero casi estoy lista. ¿Me permites unos minutos? —Chloé reprimió una risa nerviosa.

—Claro, tómate tu tiempo.

—Gracias.

La rubia volvió al baño para terminar de aplicar su maquillaje y dar los últimos retoques con un poco de polvo traslúcido. Inhaló profundo y rogó al cielo que todo saliera bien en esta salida, ser presentada a los amigos de Nathaniel era uno de los pasos a seguir que le ayudarían al plan que habían acordado. Se repetía en su mente una y otra vez que se trataba de algo insignificante y aun así los nervios la carcomían.

Cuando volvió con Nathaniel lo encontró observando la calle a través de una ventana, comprobó que su vestido no tuviera arrugas y carraspeó para llamar su atención, el muchacho se giró y la miró de arriba a abajo.

—Te ves muy linda —halagó con una sonrisa en su rostro, Bourgeois sintió como sus mejillas se teñían ligeramente.

—Gracias, tú también luces genial.

Kurtzberg rió y se preguntó qué tanto le hubiera costado a la Chloé del instituto decir algo similar. Sin añadir nada se acercó a la rubia y la tomó de la muñeca para colocar una peineta con flores en la palma de su mano.

—Blanco pensado en que combina con todo, aunque si arruina tu outfit no tienes porqué usarlo.

Sorprendida dirigió su vista al accesorio, era discreto, pero al mismo tiempo un complemento ideal para su conjunto. No pudo evitar esbozar una sonrisa, la llevó a su cabello y trató de colocarla justo en el moño sin despeinarla mucho.

—¿Qué tal? —pronunció buscando la mirada de Nathaniel. El pelirrojo se mostró pensativo antes de mover la peineta de manera que no quedara tan inclinada.

[HIATUS] Nuestro Desastre | Nathloé [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora