Invierno

3

11 diciembre

08:00 a.m

Mercy

Estábamos en el comedor, desayunando. Carlota estaba enfrente mía junto a Damián. Hablaban animados y muy juntos, Carlota estaba feliz de volver a estar bien con su novio. Damián sonreía y no sabía si era por qué la quería o por qué anoche se la había follado. Mastiqué la tostada.

Carlota no llegó a la habitación en toda la noche. Y yo como una idiota la esperé tres horas. A las siete entró a hurtadillas intentando no hacer ruido pero yo ya estaba despierta.

-Buenos días- saludé desde el balcón. Me di la vuelta para mirarla.- ¿Qué tal has dormido?

Me miró sorprendida y apenada. Dejó su ropa en la cama mas cercana y se acercó a mi.

-Lo siento, debería haberte avisado. -Se apoyó en el marco de la puerta.- He estado con Damián.- sonrió y sus ojos brillaron.

-Lo supuse.- miré al interior de la habitación. No había traído la maleta. Ladeé la cabeza hacia la derecha observando el bosque y como se asomaba el sol entre las copas de los árboles. Los pájaros cantaban.- Te vas con Damián a su habitación, ¿cierto? - no la estaba mirando pero me la imaginé asintiendo. Suspiró.

-Si.- hubo un silencio.- Pero estamos a dos habitaciones de la tuya. Vendré por las tardes a verte.

No sabía por qué pero eso me enfadó. Me estaba hablando con pena y misericordia y no me gustaba esos sentimientos. No necesitaba que cuidasen de mi y mucho menos ser una carga para nadie. No me molestaba que se fuese con Damián, me molestaba que se sienta mal y me traté como a una mascota que necesita atención; y se la das pero a desgana. Me di la vuelta y la miré por unos segundos. Carlota se retorció incómoda.

-Estoy bien sola. No necesito tu compasión.- Entré en la habitación. Carlota me siguió.- Vete con él, disfruta del viaje con tu novio. No te necesito.- me miró resignada.

-¿Cómo puedes decir eso? Estas actuando de una forma muy infantil. - respiró hondo.- Sabes muy bien lo mal que lo he pasado y que vuelva a ser como antes me hace feliz. ¿Acaso no quieres ver a tu amiga feliz?

-¿Quién ha dicho nada de amiga? Apenas te soporto. Siempre con tus problemas superficiales. Damián te trata como su juguete y tu siempre vuelves con él. Es patético, ¿acaso te queda algo de amor propio? - en cuanto esas palabras salieron de mi boca me arrepentí.

Carlota me observó absorta y comenzó a recoger la ropa para salir por la puerta. La tensión podía cortarse con el filo de una hoja. Tenía los ojos rojos y cristalizados, emitía suaves sonidos nasales. Alzó la mirada conectando sus ojos con los míos. Una lágrima resbaló por su mejilla.

-A mi al menos me presta atención alguien que no sean mis padres.- fue hacía la puerta.- Eres una egoísta de mierda, Mercy.- sentenció.

- ¡Espera! No quería decir eso. Claro que eres mi amiga, lo siento. Perdóname. -La cogí del brazo, reteniendola.- Solo estaba molesta. Perdón. Perdón. No lo decía enserio.- suspiré.-No estropeemos este viaje, por favor.

Me miró por unos segundos pensando, y luego me abrazó. Sentía su respiración en mi nuca, lo cual me relajó. Me besó la mejilla. Se separó y me sonrió aún con los ojos llorosos.

-Lo siento.-dijo y volvió a abrazarme.

-Yo también lo siento.-suspiré.

-Puedo quedarme aquí. Contigo- dijo y yo negué.