Sídney

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Después de lo que fue la sorpresa de mi vida; las cosas empezaron a volverse un poco más complicadas o por lo menos para mí, cada uno tenían una manera de llegar al lugar, algunos tenían camionetas o motocicletas y otros teníamos autos. Obviamente yo fui con Trist, Emily y Sídney en el auto. Trist se sentó en el asiento del copiloto entonces las dos chicas se sentaron atrás y durante todo el camino hablaron de una infinidad de cosas, ocasionalmente nos incluían en su conversación pero mayormente ellas conversaban de sus cosas y Trist y yo bueno, hablábamos tonterías, recuerdos de las reuniones anteriores, cosas que siempre pasan, las auténticas y nunca aburridas primiparadas.

Al llegar, simplemente todos estaban ansiosos, ya incluso algunos de los chicos y chicas nuevos habían socializado con otros que llevaban más tiempo en el grupo, era como siempre, pero entonces me devuelven a la incómoda realidad de ese momento, Trist es el primero en hablar mientras sacaba sus maletas del auto.

-Vamos... las mejores habitaciones son las del tercer piso.

Trist lo había dicho en un tono muy entusiasta y entonces Emily concordó con él, yo me sentía extraño, era incomodo estar con la chica que amo y mi completa debilidad al mismo tiempo, procuré no hablar mucho hasta el punto en que llegamos a la habitación, en el tercer piso solo habían cuatro habitaciones mientras que las otras nueve habitaciones de la casa estaban repartidas entre el primer y segundo piso. La casa era bastante grande, sin tener en cuenta los tres jardines que estaban en frente, atrás y al costado izquierdo de toda la casa, al costado derecho estaba la piscina, junto a esta había un jacuzzi y un lugar similar a una cabaña, estaba amueblada y era bastante acogedora no muy lejos de ahí en la parte trasera de la casa había una cancha donde se podían jugar tres deportes, fútbol, voleibol y baloncesto, era un lugar en el que quizás pasaría un rato más tarde. Por lo general el lugar era muy silencioso según el agente de raíces pero al llegar nosotros la casa en todo momento parecía viva o despierta. Habíamos decidido que tras llegar dejaríamos dos horas para que todos se acostumbraran al espacio y se acomodaran en las habitaciones; después de acomodar mis cosas recorrí todo el lugar para ver cómo iba todo y noté que el lugar donde más personas había era el billar, tenía dos mesas de pool, una mesa de tenis y una planta de sonido para poder escuchar música que se podía oír por  toda la casa; todo estaba como de costumbre y volví a la habitación donde Emily apenas terminaba de acomodar sus cosas, le brinde una sonrisa algo cansada y después me desplome en la cama, ella no tardo más de un momento en acostarse junto a mí y abrazarme.

-¿Estas bien?- pregunto mientras se acomodaba en mi pecho -creo que hace rato tu actitud cambio.

-Solo estoy un poco cansado, eso es todo.

-No sé... parece más como si algo te incomodara, no como si estuvieras cansado.

Ella me conocía mejor que nadie en ocasiones, esta vez por suerte no ha llegado a notar cual es el motivo de mi incomodidad. Me quede en silencio por un momento y solté un pequeña risa en medio de un suspiro.

-No es nada, no te preocupes – dije intentando calmarle- este fin de semana será divertido, como siempre, no hay que arruinarlo pensando en tonterías.

-Si tú lo dices.

Mientras decía eso me abrazó con fuerza y yo correspondí su abrazo, le di un pequeño beso en la frente y cerré los ojos, poco a poco su calor, no, su presencia se me hizo demasiado reconfortante y la apreté con mis brazos, al cabo de unos cinco minutos me deje caer por completo y termine por quedarme dormido.

Cuando desperté, junto a mi cama estaba Sídney tenía una mirada peculiar y su ceja izquierda estaba levantada, estaba muy seria. Junto a mí, Emily seguía dormida y se veía todo lo opuesto a Sídney.

-Te estamos esperando hace 30 minutos galán, saca tu culo de esa cama ahora y baja.

Se sintió como una orden y solo la mire fijamente por un momento hasta que entendió que no pensaba bajar, estaba bien donde estaba y Tristán podía fácilmente estar a la cabeza de todo lo que hicieran, volví a cerrar los ojos no pasaron más de tres segundos hasta que sentí como algo golpeaba mi cara, una camisa que tenía sobre la mesa de noche.

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