Emily

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Por ahí dicen que nada puede durar para siempre, no sé si eso es verdad, pero sé que la vida puede ser complicada y más cuando eres joven.

La adoraba, la conocí y no pude evitar dejar de pensar en ella desde entonces; conocí su ternura, sus miedos, sus caricias, sus lágrimas; me cautivaron sus sonrisas y sus miradas desinteresadas. Aun estábamos en la escuela juntos, por supuesto que no estábamos en el mismo curso, ni siquiera en el mismo grado, pero estábamos en el mismo lugar 8 horas al día, en algunos momentos entre clases podíamos vernos y aunque fuesen pocos minutos o a veces segundos, eso bastaba para estar feliz y optimista una clase completa, a veces nos saltábamos las clases para estar juntos, así empezó todo, me gustó al instante y ella dice que fue amor a primera vista, no lo creo, pero el amor vendría un poco después.

Mentiría si digo que las cosas en casa siempre estuvieron bien, mi padre trabajaba mucho y mi madre apenas empezaba con los diseños que la llevarían a tener grandes contratos después, en medio de todo ello parecía que únicamente Rosa se preocupaba de verdad por mi bienestar... es curioso porque un abrazo de despedida en la mañana y tener todo lo que pidas no es exactamente lo que tus padres deberían darte, por el contrario, Rosa siempre estaba ahí y sentía que siempre lo estaría, me cuidó desde que era tan solo un niño que apenas podía caminar y era ella quien podía saber como me sentía y como remediarlo.

Mi rutina de todos los días no sé sentía completa si no me topaba al menos una vez con Emily en el día y eso era lo que más me llamaba la atención, porque sonará muy egocéntrico y lo que sea, pero la gente por aquellos tiempos me daba igual y fue ella quien me empezó a enseñar que las personas a mi alrededor también son importantes. Las cosas entre Emily y yo poco a poco empezaron a hacerse más amenas, era cada vez más y más cómodo estar con ella, me hacía sentir un placebo sentimiento que no tardo en convertirse en algo más fuerte que una simple atracción como al principio, pero yo no sabría que tanto estaba dispuesta ella a estar conmigo solo hasta el año siguiente.

Hasta entonces fuimos amigos, algunos besos iban y venían, a veces rápidos, a veces apasionados y casi siempre robados, tanto ella como yo lo sabíamos, queríamos estar juntos pero ninguno se atrevía a dar el paso; los días pasaban y todo fue tomando un rumbo tan armonioso que empecé a sentir un presentimiento que me oprimía al pecho, era como si algo muy malo estuviese a punto de pasar, erróneamente pensé que Emily terminaría por alejarse de mí y lastimarme, pero nada podría prepararme para lo que pasó algunos días después.

Habíamos ido a cine, y el día no podría haber sido más interesante, fuimos en grupo entonces pasaron muchas cosas ese día, todas ellas eclipsadas por la noticia que recibiría al llegar a casa en la noche; mi madre estaba sentada bebiendo café y papá estaba de pie junto a la gran ventana que da hacia el jardín, cuando entré pude notarlo, algo andaba mal, lo vi en sus rostros, mamá se acercó a mi muy despacio y me miro como si estuviese a punto de destruir mi mundo y honestamente cuando me dijo con su voz quebradiza que aquella tarde mientras que yo estaba tan feliz la única persona que se preocupó por mí siempre había sido víctima del descuido de un conductor ebrio.

No recuerdo mucho después de eso, sé que un universo de desbordantes emociones me golpeó, angustia, miedo, dolor, temor, soledad y frío son solo algunas de las cosas que sé que en ese instante pude sentir, el resto son solo fragmentos borrosos de como durante toda una noche estuve llorando sin parar y los dos días siguientes no comí, no Salí de mi cuarto a menos que me fuese absolutamente necesario ir al baño. Nunca había sentido una perdida como esa hasta ese momento, si, había pasado por muertes de familiares o de conocidos de la familia pero nunca sentí un dolor así.

Pasaron tres días y alguien entonces toco la puerta de mi habitación, no quise ni molestarme en hablar para decirle a quien sea que fuese esa persona que no me interesaba ver a nadie, mucho menos hablar, estaba envuelto en sabanas y tenía la cabeza cubierta con la almohada, solo quería dormir, dormir por mucho mucho tiempo y dejar de sentir eso que me abrumaba, pero entonces unos minutos después empecé a escuchar más sonidos que de costumbre, mi madre estaba discutiendo con alguien y eso sí que era extraño, no alcance a distinguir la otra voz desde mi cuarto pero estaba furioso y lo menos que quería era escuchar a mi mamá alegar por alguna estupidez, Salí de la cama como un toro furioso y baje las escalas muy rápido.

Polos OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora