Perdiendo el control.

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La forma en la que me miraba, la sutilidad con la que respiraba estando sobre mí, mientras su cabello lacio de color oscuro caía sobre mi rostro, esa sonrisa tierna, inocente y madura a la vez y esas dos palabras simples, pero poderosas me hicieron sentir más que peor de lo que ya me sentía, desde ya hace varios días no la veo de la misma forma, no me hace ilusión desperdiciar mis tardes viendo series a su lado, me da igual ignorar sus llamadas. Pero ¿cómo era eso posible? ¿Cómo podía pasar eso con la chica que amo? aquella que me acompaña desde los 14, esa que fue capaz de enfrentarse a mi mama y ganarse su aprobación, esa chica que ahora tiene 17 y me repite que me ama cada día desde que despierta, si, esa que ya no me producía esa sensación de hormigueo en el estómago, los nervios que me impedían hablar como alguien coherente o si quiera esa extraña e inexplicable sensación de querer besarle todo el tiempo. Ya no había marcha atrás la amo, si pero ahora no lo sé haya algo que no me deja verla con el mismo cariño, a pesar de que ella y solo ella ha estado para mí, siento que no es lo que necesito y a veces dudo que ella sea lo que necesito, aunque, no cambe duda de que la quiero. La observe así por unos breves segundos y su sonrisa desapareció, mientras yo estaba tratando de averiguar en qué rayos estaba pensando al volver con ella hace un año, supongo que entonces parecía buena opción, pero eso ya no importaba así que me incline y de una forma perfectamente fingida le sonreí y le robe un beso en sus labios rosados y suaves, ella no tardo en sonreír con alegría otra vez ,pero a veces ella podía ver a través de mis mentiras y esta fue una de esas veces, su sonrisa entonces desapareció y ella me miro con preocupación, ella trataba de entenderme sin hablarme o preguntarme, sabía que igual no le diría nada, no al menos en ese momento.

-¿Qué tienes?

- No tengo nada - mentí - solo estoy algo ammm distraído.

- ¿Por la universidad?

- Así es - mentí otra vez.

- Sabes que mañana empiezo el semestre.

Después de eso ella se bajó de mis piernas y yo me levante de la cama, busque algo que ponerme y salí de la habitación. Para ser honesto no sabía qué hacer, pero lo de menos en ese momento era Emily o tal vez... Era lo de más y por ello no podía desahogarme con ella; recuerdo que mi padre me decía que un caballero siempre debe mostrarse fuerte, no para aparentar a otros, no, eso es de cobardes y deshonestos, si no para estar fuerte realmente pues estar bien por dentro y por fuera es fundamental, eso decía él, pero la verdad es que mostrarse altivo, fuerte, carismático y calmado era muy difícil cuando me estaba ahogando por dentro, la única que siempre me escuchaba no podía saber y no quería molestar a mi mamá con tonterías adolescentes, ¿cómo le diría a mi madre que quería a Emily pero no igual que antes? Seguramente no lo entendería, es curioso pero los hombres podemos ser complicados a veces. Sabía que necesitaba un concejo y mamá estaba ocupada con su línea de diseños igualmente, pero quizás mi padre podría hacer un espacio para mí en su oficina. Después de ponerme lo primero que encontré bese por última vez a Emily y salí casi que corriendo de la habitación, baje las escaleras y encontré a mamá con sus amigas tomando un café y hablando sobre una nueva línea de diseño, ella se veía realmente feliz enseñando la nueva argolla que papá le dio por su aniversario, una hermosa y desde luego cara joya, las salude a todas y me robe un pastelillo de la mesita de cristal en medio de la sala le di un abrazo y me fui.

 40 minutos después estaba en el estacionamiento del gran edificio en el cual trabaja mi papá, un ascensor me hizo ascender por los 15 pisos que debía subir hasta llegar al corredor que me llevaría a la oficina del gerente general, antes de llegar si quiera a la puerta note que el recibidor en el cual su secretaria debería estar se encontraba vacío, me pareció raro pero el reloj marcaba las 2:36 pm hora en la cual todos excepto mi papa estaban almorzando, por ello no le di importancia y proseguí a abrir la puerta que dejaba ver en una placa de bronce " Gerald Brown, gerente general " tal vez estaba muy entretenido como para notar lo realmente extraño de la situación, o el leve sonido de palmoteo que provenía desde el interior de aquella oficina, al abrir la puerta quede enmudecido e impactado, presenciando una escena que solo en las películas podría verse, la secretaria que yo imagine estaba almorzando, se encontraba recostada sobre el escritorio desnudada, jadeaba y apretaba con fuerza los puños, sentía mucho placer al parecer pues su expresión no era nada menos que la de una mujer orgasmeada y sintiendo en su piel el deseo de un hombre con un buen puesto en una de las entidades más sobresalientes del mercado en que se desempeña, una aventura con un hombre casado que seguramente tenia meses de ocurrir cuando menos. Ella fue la primera en notar que yo estaba ahí y su tez morena no impidió que notara lo ruborizada que estaba, mi padre por otra parte embistió dos o tres veces más el sexy trasero de su secretaria antes de venirse y mirarme finalmente tan sorprendido como avergonzado, a diferencia de la mujer en el escritorio él se puso pálido y tenía los ojos muy abiertos, yo solo quise salir de ahí no sin notar antes que en su dedo faltaba su argolla de compromiso. Deje la puerta medio abierta, di media vuelta, no empecé a correr pero si camine rápido y tan rápido como me fue posible llegue al auto y empecé a conducir por toda la ciudad, estaba muy confundido; no sabía que pensar, no sabía qué hacer.

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