SOFÍA -

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Desde muy pequeña la habían sobreprotegido por su ceguera, de cachorro sus madres se la pasaban llevándola de un lado a otro cargándola ya sea con la boca o entre sus manos al andar en dos patas. Sólo le permitían andar unos pocos metros antes de devolverla al sitio inicial para comenzar de nuevo.

Ya siendo una adolescente con experiencia podía ver un poco en su transformación licantropa. Siendo humana desencajaba en todo, era tachada por los humanos por "rara", por ser inexpresiva en todo momento, pero ella sólo era... Ella. No todos tenían que ser iguales.

La mayoría del tiempo cuando terminaba sus tareas se iba a la reserva natural de National City, un lugar tranquilo y protegido por empresarios de su misma raza para que puedan convivir en paz en esos enormes terrenos. Era como un parque de diversiones para los licantropos. Se la pasaba echada viendo el fluir del río, escuchaba el canto de los pájaros a la distancia que la arrullaba y el siemple sonido de la naturaleza.

Regularmente, algunas hembras se le acercaban para verla, olfatearla indiscretamente y quedarse a la distancia analizándola sólo por el pelaje que poseía. Sí, era llamativo y no pensó que sería a ese grado. Ya iban dos hembras; una al otro lado del río con el pelaje rubio y otra detrás de ella intentando ver si era peligrosa para poder acercarse. Cuando la hembra de atrás con el pelaje sumamente negro estaba a dos metros se limitó a mover la cola, pero sin dejar de ver hacía el río dando a entender que no había problema en estar cerca.

Lo último que quería era espantar a los de ahí con su enorme tamaño.

La hembra comenzó a perder la timidez alejando el peligro, la olfateó un poco más dándose cuenta que era sólo una adolescente y no un macho adulto soltero como piensa la mayoría, sí, muchas hembras van a buscar pareja en esa reserva.

Cerró los ojos tomando una siesta ahí mismo, bajo la agradable sombra de aquel árbol.

Ya habían pasado quince minutos, para cuando abrió los ojos escuchó ruidos alrededor suyo. No se preocupó pensando que serían esas dos hembras aún queriendo verificar que no era mayor de edad para aparearse, pero no fue así. Ladeó su cabeza a la derecha viendo a una hembra con el pelaje azulado y una cicatriz en el ojo derecho, aquellos ojos azules se le hacian vagamente familiar. Se encontraba echada en dirección a ella viéndola con detenimiento. Se levantó estirándose antes de caminar en dirección a la orilla del río para beber un poco de agua, la hembra igualmente se levantó siguiéndola algo que desconcertó a la joven.

Giró hacía a ella mirándola con seriedad ¿Qué quería? ¿Acaso no la ha distinguido bien? Se movió a otro lado de la orilla, pero era igual, la seguía. La forma en que tenía enroscada la cola al caminar en cuatro patas significaba que se encontraba a la defensiva ¿Pero de qué? La pudo haber atacado mientras dormía no mientras se encontraba despierta. Se agachó bebiendo un poco de agua, sacando la lengua para poder beber, intentó no mirarla, sin embargo, temía de que se lanzara sobre ella en cualquier momento.

Sus madres le advirtieron que tuviera cuidado si iba a salir sola a la reserva, muchos buscaban pelea sin razón sólo para ver quién era el más fuerte, sin embargo, eso se veía sólo en machos, hasta en eso eran tranquilas las hembras dominantes.

Caminó hacía el interior del bosque donde había dejado sus cosas, incluida sus gafas. Aquella hembra la seguía para donde caminara, hasta que entendió el por qué. La hembra se le acercó rápidamente arrepegándose a ella para que sus pieles hicieran contacto impregnando un poco su aroma en su pelaje. Velozmente se alejó poniéndose en dos patas lo cual causó que cayerá de espalda, pero rápidamente se compuso comenzando a correr en cuatro patas en otra dirección.

¿¡Qué le sucede!?, Pensó realmente asustada.

Volteó hacía atrás dándose cuenta que ya no la seguía, al votear al frente se detuvo en seco al verla a unos metros meneando su cola de forma seductora, tal vez liberando feromonas para que puedan... Hacer aquello. No funcionaría en ella, no estaba lista para aparearse con alguien, su marca no serviría, pero si aquella hembra se le ocurriese marcarla a la fuerza tendría otra reacción. Sí funcionaría. Comenzó a retroceder lentamente sin despegar la mirada de aquella hembra la cual se fue acercando de manera lenta hacía a ella en pasos largos.

HERENCIA DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora