CAPÍTULO 6/6

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Para Kara fue un completo desastre llevar el progreso del embarazo. Jamás pensó en quedar en ese estado ¡Nunca! Y mucho menos que esos hijos sean descendientes de un Luthor. Había soñado tantas veces cómo asesinar a Lena, cómo vengarse de aquel grupo que le hacia la vida miserable y cómo escapar de la vida quitándosela ella misma.

Se encontraba en un intenso debate con ella misma: Dar a luz o no hacerlo. Prácticamente tenía miedo de que cuando nacieran viera un defecto en ellos y quisiera acabar con ese sufrimiento, si no fuera de que respiró en el momento oportuno, su madre la había devorado.

Pero era más que eso.

Tal vez Eliza pensó en darle una oportunidad sabiendo que no se desenvolvería como su hermana en el mundo, que no duraría mucho siendo criada en el mundo humano.

La única que se ha preocupado por su salud desde que entró en madurez era su hermana, a sus padres no les interesaba en absoluto lo que hacia.

Ni siquiera asistieron a su boda con Lena.

De todos modos ya se encontraba acostumbrada al rechazo.

Era costumbre que el interior se le removiera a las cuatro de la mañana pidiéndole comida, bajaba a la cocina y se hacia algo bueno como panqueques, huevos con tocino o sólo comía de las frutas como las sandías y piñas. La mamá de Lena le dijo que todo lo que quisiera podía tomarlo, era su casa. Después volvía a la habitación y se sentaba a redactar algunos documentos de su trabajo.

Lena ni se daba cuenta que se despertaba a tales horas, prefería bajar por su comida a estarla molestando.

Debía comer por cuatro.

Lena, por alguna razón, tuvo la certeza de que serían trillizos y así fue. Lillian aseguró que se encontraban tres bebés desarrollándose en su vientre, por ahora, no sabían el sexo de los tres hasta dentro de otro mes, llevaba siete meses y medio de embarazo ¿Por qué esperar? ¿Por qué no decirles ya lo que serán? Lena le había contado ciertas cosas, Lillian y Lionel estaban dispuestos a que fueran hembras dominantes y machos, no hembras normales y no sabía el por qué.

Había aprendido a ser buena amiga de Lena, pero seguía sin decirle nada respecto a eso, sólo mencionaba que no dejaría que les hicieran daño.

Tenía el cuidado intenso de Lexa cada que salía a la ciudad por unas cosas, pues Cat Grant le había pedido que se mantuviera al tanto desde casa, que su paga sería igual o cuando salía a los jardínes que la tenía siempre a su espalda siguiéndola cada seis metros.

Claro, le molestaba y mucho puesto que se entromete mucho en sus cosas, cuando se acercaban los padres de Lena, ella se acercaba invadiendo su espacio personal.

— Sé que me has puesto a Lexa como mi... Guardia personal por así decirlo. — Comenzó la rubia ya acostada en la cama y leyendo una revista donde hacian aparición un par de sus artículos. — Pero ¿No te parece un poco pegajosa?

— Ella masca mucho, pero siempre tira en su lugar las cosas, ¿Acaso te dio la mano y la sentiste pegajosa? — Lena ya se encontraba en la cama a punto de dormir y apagar la lámpara de lectura al lado.

— No me refiero a eso, Lena. — Se quejó. — Ella no se separa ni un segundo de mí, ni siquiera me deja hablar en paz con tus padres cuando ando vagando por la casa.

— Bueno, ella presiente el peligro. — Se le ocurrió decir. — Kara, te he dicho que mis padres son mala influencia, no me gustaría que cayeras en una de sus mentiras o algo parecido. — Se acercó a la rubia un poco. — Sí, estamos en su casa, pero para protegerte del peligro. Nuestros bebés son importantes. — Colocó una de sus manos sobre el vientre de la rubia sintiendo una felicidad inmensa de inmediato. — Tengo mucha suerte de que tú quisieras llevar a mis hijos, Kara.

HERENCIA DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora