19.2

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- ¿Seguimos? - Preguntó la rubia justo antes de juntar sus labios en un pasional beso que desprendía toda la excitación que llevaban dentro.

- Albi, no creo que esto se... - Natalia fue callada por la boca de Alba, que atacó de nuevo. La rubia tomó la iniciativa empujando a Natalia en uno de los cubículos del baño. Poco a poco fue bajando los besos, pasando por su mandíbula hasta centrarse en el punto débil de Natalia, el cuello, dónde no dudó en marcar su territorio al mismo tiempo que la morena jadeaba cada vez con menos control.

- Alba, esper... - La rubia volvió a interrumpir a la morena, haciéndola girar de golpe para que quedara contra la puerta. Alba bajó la cremallera del vestido de Natalia dejándole un rastro de besos por toda la espalda. La prenda de ropa cayó al suelo, seguido del tanga color negro de la más alta.

Alba volvió a darle la vuelta a la morena, permitiéndole probar de nuevo los adictivos labios de la chica. Las lenguas de las dos lucharon por ver quién tenía el control durante unos segundos. Alba, con ganas de seguir con el juego, bajó por el torso de la morena mientras dejaba mordiscos, lametazos y chupetones por todas partes.

Natalia se estaba volviendo loca. Quería controlarse, pero la rubia cada vez se lo ponía más complicado.

Alba abrió un poco más las piernas de Natalia, consiguiendo acceso directo a la zona peligrosa. Primero tanteo un poco el terreno, distrayéndose por los muslos de Natalia a una lentitud infernal.

- Joder, Alba. - Pudo vocalizar la morena entre gemido y gemido. La respiración de la más alta cada vez era más excitada, y eso solo hacía que animar a Alba a seguir. La rubia hizo caso omiso a las palabras de la chica y siguió un rato más torturándola hasta que creyó que ya era suficiente. Alba se metió entre el sexo de la morena hasta rozar su clítoris. En ese momento los gemidos de Natalia ya eran como gritos y las piernas empezaban a temblarle como hacía tiempo que no lo hacían. La rubia movió con calma la lengua de un lado al otro mientras Natalia se aguantaba cómo podía, con una mano en la cabeza de Alba para conseguir más presión, y la otra pegada en la pared.

- A-Albah. - Dijo acabando con otro gemido.

La rubia miro fijamente los ojos dilatados de Natalia e introdujo dos dedos en su interior. Moviéndolos cada vez más rápido sin cesar el movimiento de su lengua.

- Alba, para. - Exclamó Natalia justo antes de llegar al clímax del placer. - Para. -

Alba quitó los dedos del interior de Natalia en cuanto escuchó lo que decía. No entendía para nado porqué Natalia la había hecho parar justo cuando estaba llegando al punto máximo, y su cara reflejaba toda su confusión.

La rubia se levantó y miró fijamente a la morena, esperando una explicación.

- ¿Estas bien? - Preguntó Alba al ver que Natalia no decía nada.

- ¿Qué coño estamos haciendo? -

- Antes de que me hicieras parar... ¿Tener el mejor polvazo de tu vida? - Bromeó Alba para cortar un poco la incomodidad que se había formado. Aunque no decía nada que no fuera verdad.

- Lo digo enserio. Yo ya no te entiendo, Alba. - Dijo la morena seriamente mientras se empezaba a vestir. - Que si me dejas, que si quieres volver, luego desapareces con un puto discurso de mierda, vengo a buscarte y me dices que no quieres nada conmigo, y ahora vas y me follas en unos baños. - Alba escuchaba atónita sin poder mirar a Natalia a la cara. - Siento decírtelo así, pero pareces bipolar, y si te piensas que soy un juguete con el que puedes hacer lo que te salga del chumi, estas totalmente equivocada. - Natalia quitó el pestillo de la puerta y la abrió dispuesta a salir.

- Nat. - La voz temblorosa de la rubia hizo que la morena se frenara, aunque no se dignó en girarse. Alba tragó saliva sin ser capaz de pronunciar palabra. Se había quedado en blanco, no sabía que decirle. Tenía un nudo en la garganta y estaba haciendo todo lo posible para no romperse a llorar enfrente de Natalia.

- No me vengas con otra excusa para volver si mañana te vas a inventar otra para alejarme de ti. - Dijo Natalia saliendo del baño con lágrimas recorriendo todo su rostro. Por primera vez había sido ella quién había puesto las barreras entre Alba, y ya no sabía que le dolía más: alejarse o que la alejaran.

La valenciana volvió a encerrarse en el cubículo dónde ahora sí, derramó todas y cada una de las lágrimas que había retenido. Se desmoronó al completo al darse cuenta de todo lo que había hecho, todo lo que le había hecho a Natalia.

Estuvo un buen rato dándole vueltas a todo, torturándose mentalmente por cada vez que le había hecho daño a Nat, hasta que una voz muy familiar la sacó de su trance.

- ¿Alba? ¿Estás aquí? - Joan picó a varias puertas recibiendo varias quejas por estar en el baño de chicas.

- Sí. - Respondió Alba en un sollozo. Abrió la puerta y se lanzó entre los brazos de Joan, sorprendiéndolo.

- Joder, Alba. Llevo horas buscándote. ¿Has estado llorando? - Preguntó el catalán al ver los rojizos ojos de la rubia.

- Mejor salimos de aquí. - Dijo la valenciana al notar las miradas de todas las desconocidas presentes fijas en ellos.

- ¿Que te ha pasado? ¿No estabas con Natalia? - Alba negó con la cabeza, volviendo a tener los ojos vidrioso. Joan se percató enseguida y la volvió a envolver con sus brazos.

- ¿Que la pasa? - Preguntó África que pasaba por ahí.

- Natalia. - Vocalizó el catalán para que no lo escuchara la valenciana. África asintió y cinco minutos después ya tenía a María junto a Alba, esperando a que ésta se lo contara todo.

- No me puedo creer que la Lacunza te haya hecho parar justo cuando estaba a punto de, ya sabes - Comentó María cuando Alba terminó de explicarle todo lo sucedido esa noche.

- ¿Enserio te cuento todo lo que me ha dicho y tu solo te quedas con el polvo que hemos hecho? - Dijo Alba.

- Ah, es que Natalia ya me contaba todo lo que le hacías así qué. - La madrileña se encogió de hombros.

- ¿Se ha ido? - Preguntó Alba.

- Marta me ha dicho que la había visto salir corriendo. Pero tranquila, Miki ha ido tras ella. -

- Joder. - Susurró Alba. - Me voy al hotel, ya estoy cansada. - Le dijo la rubia dándole un largo abrazo a María.

- ¿Te acompaño? -

- No, no. Tu quédate aquí, eres el alma de la fiesta. Sin ti esto sería un muermo. - Respondió Alba con una media sonrisa.

- Eso no te lo voy a negar. - Dijo entre una carcajada la Mari. - Ten cuidado Reche, y no la líes aún más con la Natinat. - Alba asintió y no perdió más el tiempo. Llamó al Cabify y volvió al hotel en busca de Natalia. Solo necesitaba verla, decirle que lo sentía. Explicarle el porqué de cada cosa, aunque eso ni ella lo tenía claro.

Maybe we would just forget [ALBALIA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora